ELPAIS.com - Sección Cultura

16 mayo 2017

Noticias de Nuestro Club. Citas y Libros

Programa de días de reunión (a las 10'00 a.m.) y libros seleccionados curso 2016-17


Biblioteca Infanta Elena

Actividad

21/09/2016
Comentar lecturas de verano
26/10/2016
El banquero anarquista y otros cuentos de raciocinio/ Fernando Pessoa
23/11/2016
Leonora / Elena Poniatovska
21/12/2017
El marino que perdió la gracia del mar / Yukio Mishima
18/01/2017
Julio Cesar / W. Shakespeare
15/02/2017
Intemperie / Jesús Carrasco
15/03/2017
Calle de las tiendas oscuras / Patrick Modiano
19/04/2017
La quinta mujer / Henning Mankel
17/05/2017
El novelista ingenuo y el sentimental / Orhak Pamuk
14/06/2017
Viento del este, viento del oeste / Pearl S. Buck
Junio/2017
Pespedida de curso
Otras citas:
  • Encuentros con autores organizados por la Biblioteca y el CAL.Pincha aquí
  • Asociación de amigos de la B.P.Infanta Elena.  Ver Blog

Este club de lectura se realiza en colaboración con la Biblioteca Pública Infanta Elena de Sevilla y la Dirección General del Libro y del Patrimonio Bibliográfico y Documental de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, desarrollada a través del Centro Andalúz de las Letras.

"Orhan Pamuk. Una lección magistral"

Poca actividad en nuestro Blog desde hace más de una año. Lo que no quiere decir que los componentes de este grupo de lectura hayan desfallecido en su amor a los libros y a vivir las aventuras de sus personajes. Solo que sus actividades no se han reflejado en esta ventana comun.

Nuestra última lectura ha sido "El novelista ingenuo y el sentimental" del premio Nobel Orhan Pamuk que es toda una lección magistral de como hacer, entender, leer y compartir una Novela además de comentar muchas obras y cada uno de sus autores y que ha venido a remover el maravilloso placer de la lectura, compenetrarnos con el autor, trasladarnos a la historia contada y así compartir con los personajes su vida....la VIDA tal como la cuenta Tolstói en sus novelas y como dice Pamuk que debe ser la novela para que el lector sienta orgullo de serlo y la felicidad de poder tener a nuestro alcance una biblioteca (Pamuk no las tenía en Estambul).
Es "El escritor ingenuo y el sentimental" el compendio de una serie de conferencias que impartió en Harvard y en otras universidades. Un estupendo ensayo pensado para lectores y escritores marcando pautas para cada uno de ellos.
Con motivo de esta lectura nos ha enviado, nuestra amiga y monitora Pilar (gracias por su labor), una entrevista hecha por Juan Cruz al autor y publicada en El País el 30/12/2011 que transcribo:

"¿Soy de veras Pamuk?"

JUAN CRUZ
30 DIC 2011
El premio Nobel turco Orhan Pamuk publica El novelista ingenuo y el sentimental, un libro sobre las lecturas que hay detrás de su vocación literaria. Los entresijos de la ficción son también el motor de los nuevos ensayos de Umberto Eco, Jorge Volpi y Charles Dantzig.
Orhan Pamuk (Estambul, 1952) llega a las tres y media en punto a su despacho en la Universidad de Columbia; lo que pasa es que en esta puerta no está su nombre, está el nombre de un destacado antropólogo amigo suyo que le ha prestado el sitio para que reciba aquí a sus alumnos y para que, de vez en cuando, converse sobre literatura con aquellos periodistas que se lo pidan. Y aquí está, llegando, abriendo la puerta, desprendiéndose de los abrigos a los que obliga Nueva York, y mostrando, orgulloso, cuánto ha adelgazado en los últimos tiempos. Es curioso: las dos veces que le había entrevistado hasta ahora (cuando ganó el Nobel, en 2006; cuando quisimos que nos hablara del porvenir de Europa, en 2009) lo hicimos en su casa de Estambul, su rostro contra el Bósforo, al atardecer. Y ahora, mientras bajaba el languideciente sol de Nueva York, parecía también su rostro recortado ante aquella atmósfera tan suya, y que de manera tan determinante está en dos de sus grandes libros, Estambul y El museo de la inocencia. En este espacio que ahora ocupa, en una universidad tan lejos de su casa, cerca de espacios míticos del urbanismo sentimental neoyorquino (nos llevó al final al Tom's Diner, que inspiró a Suzanne Vega, a tomar café), dan ganas de preguntarle si es de veras Pamuk, como alguna vez se pregunta a sí mismo en su nuevo libro, El novelista ingenuo y el sentimental (publicado, como los citados, por Mondadori), contando cómo le aborda la gente que ha leído su ficción más reciente, El museo de la inocencia, una romántica historia de amor obsesivo: "Pamuk, ¿es usted el protagonista?". "A veces", me dice, riendo, "yo mismo me pregunto si de veras soy Pamuk".
Así que ahí está, en este rincón universitario, feliz, se le ve feliz consigo mismo, con su vida, esperando con ilusión, sin aspavientos, llegar a una edad que parece central: los sesenta. Y en ese ambiente conversamos. Empezamos hablando de Internet, porque su libro va sobre la lectura (las novelas que lo hicieron, los libros que le dieron consistencia a su personalidad y por tanto a sus novelas), y por ende es pertinente que le preguntemos por el porvenir del papel en función de la evidente influencia de las nuevas tecnologías en el mundo de los libros.
PEGUNTA. ¿Cómo ve todo esto? Los libros digitales, Internet, la lectura...
RESPUESTA. Internet tiene su lado bueno y su lado malo. Lo bueno es que los precios de los libros están bajando, pero eso no implica que bajen los derechos de autor. Lo malo de los libros digitales es la piratería. Especialmente en Turquía o en China, donde eso no está controlado. De hecho, los Gobiernos de estos países tienden a mirar hacia otro lado y se justifican diciendo que así la gente pobre tiene derecho a la lectura. En mi país, junto a mi editor y muchos otros, he luchado contra la piratería. Todos mis libros tienen su edición pirata. Pero a los Gobiernos no les interesa controlar la piratería.
P. ¿Usted lee digital?
R. La lectura que hago en Internet es anecdótica. Si quiero leer una novela escojo el libro y lo leo. Me gusta sujetarlo. Pero tampoco soy de esos que prefieren el libro por su olor y esas cosas románticas. No soy un detractor de Internet ni de los libros electrónicos. Tampoco soy pesimista. La crítica que hago es que los libros en Internet son muy difíciles de controlar. Esto, por supuesto, no es culpa de Internet, sino de las personas
... Ezra Pound dijo que "la literatura es una noticia que permanece noticia". Con Internet la sensación de estar conectado es mayor. Es decir, se crea la ilusión de estar conectado. Pero la preparación mental que uno hace al leer una novela física está desapareciendo y eso es lo que me preocupa. No soy un pesimista. He sobrevivido en un país en el que no había hábitos de lectura. Si la gente no lee, me motiva a escribir un libro mejor, por si así leen.
P. Hablando de leer. En su libro se pregunta qué estaría leyendo Ana Karenina en la célebre escena de la novela de Tolstói, en el tren...
R. Sí, se lo explicaré. Escribí cinco capítulos para mis charlas en la Universidad de Harvard y decidí escribir un último capítulo allí mismo. Durante una de mis charlas, con la sala llena a rebosar, les pregunté qué libro creían ellos que leía Ana Karenina en esa escena. Muchos de ellos eran profesores de literatura rusa y no tenían respuesta. Algunos decían que leía a George Eliot, pero en realidad nadie lo sabe, ni siquiera los eruditos.
P. Estaba leyendo, esa es la realidad. Y este libro suyo es la confesión de un lector entusiasmado, un libro de libros...
R. En mi libro no solo menciono a Ana Karenina, sino a Cabrera Infante, a Cortázar, a García Márquez, a Julian Barnes. Menciono a este grupo por su inventiva y su mirada. Ellos fueron los que influyeron en mi posmodernidad. Pero mis escritores clásicos, mis héroes, son Tolstói y Proust... Sin embargo, creo que Ana Karenina es la mejor novela jamás escrita. La he leído tantas veces...; esta misma semana he tenido que volver a leerla para preparar una clase en Columbia.
P. ¿Por qué la ama tanto?
R. Hay tantas razones por las que amo esta novela. Pero esencialmente me encanta porque lo que viene a decir la novela es: "Sí, sí, la vida es así". Básicamente, Tolstói hace las preguntas que todas las novelas deberían hacer y estas son: ¿en qué consiste la vida?, ¿qué debo hacer en esta vida?, ¿cuál es el significado de la familia, la amistad, el matrimonio, la sexualidad, la lealtad...? Estas son las grandes preguntas, y Tolstói, de manera generosa, hace que el lector se las haga.
P. Este libro suyo es como un manifiesto a favor de la ficción. Hace 35 años usted decidió dejar la pintura para dedicarse a escribir. Es como pintar, también.
R. Yo tendría 23 años y le dije a mi familia y a mis amigos que no iba a ser el arquitecto o pintor que todos ellos querían, sino un novelista. Todos me dijeron que no lo hiciera, que yo no tenía ni idea de la vida. Creo que pensaban que iba a escribir una sola novela. Pero les dije que existían Borges y Kafka, y que ellos tampoco tenían ni idea de la vida... Las novelas, me parece, son una forma inédita de ver la vida. Solo ahora, después de todo este tiempo, confieso que cuando mi familia me dijo que yo no sabía nada de la vida, tenían razón. En ese momento no sabía nada.
P. Decían que usted vive en un mundo aparte... Pero en su actitud, y en sus novelas, muestra mucho interés por el mundo de los demás. Como si la literatura fuera su espejo ante el paisaje...
R. Estoy de acuerdo en que la novela es un espejo en el paisaje. Sin embargo, la espina dorsal de la novela está basada en una característica humana, algo que solo tiene humanidad. Y es la compasión hacia los demás. La necesidad de entender a los demás. Eso es lo que nos hace humanos y solamente existe en nosotros. Creo que una novela funciona cuando muestra el mundo desde el punto de vista del personaje. Entendemos cómo se siente Ana Karenina en el tren. Está confusa, se siente melancólica mientras ve cómo nieva al otro lado de la ventana. Esa nieve no está allí porque sí. Es una observación psicológica del personaje. La novela funciona cuando el novelista se pone en la piel de los personajes, ya sean estos del sexo contrario o pertenecientes a otra época histórica, cultural... Para mí la novela es la manera que tengo de aproximarme a las personas más pobres de Turquía. Hacer esto, ponerse en la piel de los demás, no es solo un ejercicio respetable sino ético. La humanidad se basa en eso, en la compasión, en entender a los demás.
P. Pero este libro también trata del paso del tiempo, cómo lo detiene la literatura...
R. Los escritores tenemos miles de cosas que contar en una novela. Y esas cosas se parecen a los átomos. El tiempo en la novela es lo que une todas esas cosas. En ese sentido, los momentos en una novela son como las imágenes de una película. No hay historia sin tiempo.
P. Esa conexión del tiempo y la novela está en El museo de la inocencia porque habla del amor y para el amor no existe el tiempo...
R. En El museo de la inocencia hay ocho objetos que personifican el tiempo. Es como si el escritor estuviera pensando en unos objetos que más tarde se exhibirían en un museo. Lo escribí así. Sabía de antemano qué objetos iba a utilizar. Cada objeto que guardamos está ligado a un tiempo, a un momento, y si los colocáramos en fila podríamos ver nuestra biografía, nuestra vida.
P. Menciona usted a Proust haciéndose una pregunta que le haría ahora a usted: ¿es usted Pamuk?
R. Me lo pregunté a veces, cuando me preguntaban si yo era el protagonista de ese libro de ficción: ¿soy Pamuk? Es ficción. Pero sí, yo soy Pamuk, pero no lo tengo en mente al escribir. No escribo pensando: voy a escribir una novela a lo Pamuk. Para mí, la mejor forma de ser novelista es olvidarse de uno mismo. Tampoco pienso en un estilo al escribir, aunque inevitablemente eso surja de manera natural. Cuando escribo sobre alguien que no es como yo, me esfuerzo en ser otro, en ser el personaje. Lo interesante es escribir sobre los demás, desde su punto de vista y escribir sobre uno como si fuese otro. Volviendo a la pregunta de si soy Pamuk... La respuesta es sí y no.
P. ¿Y eso?
R. Coincido con Schiller en que existen algunos escritores que escriben como si Dios les estuviera dictando las palabras. Existen escritores que son un mero vehículo. Simplemente escriben, sin preocuparse de lo ético, lo estético, ni de los poderes comunicativos de sus textos... Hay muchos escritores que son así. Pero también existen escritores como yo.
P. ¿Y usted cómo es, en ese sentido?
R. Yo soy como aquellos a los que nos preocupa si el texto está bien, si es creíble, si tiene calidad, si es demasiado político, si hay demasiados detalles... Los escritores como yo son demasiado conscientes de sí mismos. Creo que no es bueno tener demasiada consciencia ni demasiada candidez. Un escritor debería ser ambas cosas. Por un lado debería dejarse llevar y por otro debería de controlar. Es como un conductor que debe saber las reglas de conducción pero también olvidarlas.
P. En el epílogo de su libro usted menciona el miedo que tuvo al presentarse a dar esas conferencias en Harvard...
R. Debo decir que me acogieron muy bien los profesores y académicos. Mis prejuicios sobre ese mundo académico convencional se desvanecieron por completo. Estando allí me dijeron que la esposa de Calvino acusó a Harvard de la muerte de su esposo. Según ella, Calvino murió de un ataque al corazón debido al estrés que le producía tener que ir a Harvard a dar unas conferencias. Pero yo sobreviví. Pero sí, estaba nervioso.
P. ¿Se conoce mejor después de haber escrito ese libro?
R. Sí. Lo más importante que aprendí fue que es mucho más placentero escribir una novela que escribir un libro teórico.
P. El libro también versa sobre la edad. Llama la atención las veces que dice usted que lleva 35 años escribiendo novelas...
R. Me acuerdo perfectamente del momento en que quise ser escritor. Fue una tarde de marzo o abril, en la primavera de 1973. Agarré un papel y un bolígrafo y me puse a escribir. Así fue. Recuerdo haber leído El extranjero, de Camus, y a pesar de que no influyó en mi escritura pensé que me iba a ayudar a ser escritor...
P. Sorprende la cantidad de escritores en español que menciona entre los que forman parte de sus lecturas... Cortázar, Vargas Llosa, Cabrera Infante...
R. Sí, y debería haber mencionado a Juan Goytisolo. Su manera de escribir y mezclar cosas es parecida a la mía. Sus imágenes son distintas, pero me siento cercano a él.
P. ¿En qué idioma los ha leído?
R. Hablo inglés y leo en inglés. A Borges lo empecé leyendo en inglés. Cortázar, García Márquez, Vargas Llosa, Cabrera Infante, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Javier Marías... Todos estos escritores los he leído en inglés. El boom latinoamericano me inspiró. Creía que si ellos lo habían conseguido, los turcos también teníamos una posibilidad.
P. Ha escrito usted un libro muy entusiasta sobre la novela en un momento en que algunos vaticinan que los días de la ficción están contados...
R. Estadísticamente o sociológicamente hablando, el arte de la novela no está en vías de extinción. Al contrario. Tengo un amigo editor en Shanghái que dice que parece que las novelas estén cayendo del cielo. Allí todos están escribiendo, tengan o no libertad de expresión. Y eso pasa en muchos lugares del mundo. En los últimos cincuenta años, todo aquel que ha demostrado interés en la literatura y quiere expresarse lo está haciendo mediante la novela.
P. En su libro hace una comparación entre Ana Karenina y Don Quijote. Dice que la primera está llena de vida, mientras que el personaje de Cervantes está lleno de ficción.
R. Don Quijote se parece a Madame Bovary en el sentido en el que el protagonista se deja llevar por los libros que lee y por las leyendas que escucha. Admiro a Don Quijote, pero no creo que sea una novela tal y como lo interpretamos hoy día. La interpretación de la novela nace en los años 1830 o 1840 y empieza con Dickens, Balzac... Solo existen dos textos excepcionales escritos antes de esa época y son La historia de Genji y el Quijote. Son libros que se asemejan a la novela pero no llegan a serlo. Son icónicos, emblemáticos, largos y llenos de aventura y se merecen todo mi respeto, pero para mí no son novelas.
P. ¿No tiene miedo de convertirse en un Don Quijote con tanta novela como tiene ahora en la cabeza?
R. Ja, ja, ja. Soy un buen lector y haber leído todas estas novelas me ha hecho muy feliz. Siento la misma hambre por leer como los que viven alejados del centro del mundo. Como Borges. Aunque él por lo menos tenía una biblioteca. En Turquía no existían. Así que leí todo lo que caía en mis manos con ansia, con deseo, con cabreo, con fervor.
P. Habla en su libro del orgullo de lector. ¿Qué libro se ha sentido más orgulloso de leer?
R. Cuando leía Ulises había una vocecita que me susurraba al oído y me decía: "Orhan, Orhan, ¡que estás leyendo Ulises! Aunque no lo entiendas, es igual. Sigue leyendo". Es como cuando vas a un museo. Te sientes orgulloso de estar allí. Ese sentimiento de orgullo también se produce al leer novelas literarias. Y ese orgullo nace del respeto.
P. El año próximo cumplirá sesenta años. ¿Le afecta el cambio del tiempo?
R. Sí. Me doy cuenta de que el tren se va acercando a la última estación. Al mismo tiempo, hay tantos libros que quiero escribir, tantas ventanas por las que quiero mirar... ¿Debo estar preocupado? Sí.
P. Al cumplir los setenta, Vargas Llosa me dijo en una entrevista que su lema era seguir caminando...
R. Tengo casi sesenta y sigo trabajando mucho. Me gusta asumir esa carga. Debería descansar, pero sigo siendo muy ambicioso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de diciembre de 2011

20 octubre 2016

¡¡Háblame de un libro!! ¡¡Cuéntame!!

Entra en "Comentarios" y háblanos.....cuéntanos, que nosotros te leemos.

22 junio 2016

Resumen Actividades 2015-2016

Biblioteca Infanta Elena

Actividad

23/09/2015
Comentar lecturas de verano
21/10/2015
El Barón Rampante / Italo Calvino
18/11/2015
Una dama extraviada/Willa Cather
16/12/2015
Nieve en otoño y El baile/ Irene Nemirovsky
20/01/2016
El maestro Juan Martínez que estaba allí/ Chaves Nogales
17/02/2016
La velocidad de la luz / Javier Cercas
Viaje al pasado y Ardiente deseo / Stefan Zweig
16/03/2016
La muerte en Venecia / T. Mann
20/04/2016
El tercer Reich / R. Bolaño
18/05/2016
La tregua / Mario Benedetti
22/06/2016
En busca del tiempo perdido: por la parte de Swan / Marcel Proust
30/06/2016
Cena despedida de curso restaurante EL VORAZ en Parque de los Príncipes

"Por el camino de Swann" de Marcel Proust (Part 1ª En busca del tiempo perdido)

Marcel Proust. (1871-1922)
Proust nació en una familia acomodada y cultivada (su padre era un médico de renombre internacional y su madre una mujer judía muy culta) y siempre estuvieron cubiertas sus necesidades materiales durante toda su corta vida. Fue un niño hiperprotegido por una notoria fragilidad de salud, estado que lo acompañaría durante el resto de su vida, generalmente en forma de ataques de asma, hasta sus últimos años de encierro y su temprana muerte a los cincuenta y un años.
Ya de joven comenzó a frecuentar los salones aristocráticos, lo que le permitió conocer a toda clase de literatos y artistas y, al mismo tiempo, le valió una fama de snob sobre la que André Gide, escritor y editor de la Nouvelle Revue Française, se fundaría más tarde para rechazar el manuscrito de À la recherche... casi sin leerlo.1 Se sirvió de la fortuna familiar para vivir sin trabajar y dedicarse a escribir, aunque sin ningún éxito por más de veinte años; en ese tiempo, sólo consiguió escribir una novela que nunca concluyó y que no publicó, además de artículos y traducciones que no recibieron demasiada atención.
El estilo literario
En general la obra de Proust posee un estilo literario muy característico e inconfundible, influido por el impresionismo y con marcado carácter simbolista. Domina un tipo de descripción atomizada y narrativamente recurre a un tempo lento y moroso, de párrafo amplio y complejo; su manera de abordar cualquier cuestión es siempre indirecta, en espiral.
Huyendo del realismo artístico y sus excesos naturalistas, Marcel Proust mostrará su transfiguración de la realidad por medio de distintas formas de subjetivismo, como por ejemplo la forma imaginativa de tratar el tiempo y sus observaciones y descripciones impresionistas, pero todas estas técnicas quedan resguardadas a la sombra de la principal característica de la obra de Proust: el fluir proteico de la conciencia, reducida a la durée bergsoniana.
Proust hace uso del monólogo indirecto, el cual supone la presencia de un narrador omnisciente que presenta pensamientos no articulados por la palabra y regularmente conduce al lector a través de una estructura episódica que también es una modificación de la clásica estructura tradicional, por dos razones: por el uso de la analepsis o flashback y por su especial contenido temático. El contenido de la novela no es lineal, y solo reduciéndolo a la caricatura puede denominarse argumental, porque no narra sucesos, como en la escuela tradicional, sino el efecto que producen en la sensibilidad, el pensamiento, la imaginación y la memoria. La obra de Proust presenta también diálogos simultáneos que suceden en un mismo tiempo-espacio.
Los cambios de narración, de lugar, de tiempo, de perspectiva y de narrador, hechos a partir de recuerdos, ofrecen una impresión especial. La novela proustiana posee un tiempo psicológico, manipulado por el narrador.

Varios ejes estructuran la obra, entre los cuales destacan:
El amor y los celos, ilustrados especialmente en la relación entre Swann y Odette.
El arte en todas sus formas: pintura, música, literatura, teatro, arquitectura, escultura.
La condición existencial y la subjetividad esencial que la constituye
Las relaciones entre tiempo y memoria.
Los distintos ámbitos y esferas sociales que contrastan entre sí, como la familia y los amigos, la ciudad y el pueblo, los salones burgueses y los aristocráticos.
La homosexualidad, tema tratado en varios personajes.
Proust ofrece un gran panorama de la decadencia de la nobleza francesa a fines del siglo XIX, pero también salva mediante la riqueza imaginativa de su memoria para la posteridad ese modo de vida.

Por el camino de Swann es el primer volumen, publicado en 1913, de los siete que componen En busca del tiempo perdido, la gran obra de Marcel Proust.
El volumen está compuesto de tres partes (Combray, Un amor de Swann y Nombre de país: el nombre), contiene ya todos los núcleos temáticos y formales esenciales de la escritura prustiana, a saber: la recuperación poética de lugares y anécdotas de la infancia y la juventud del protagonista, Marcel; las reflexiones en torno a la propia literatura y, también, en torno al arte en general y la enunciación, a partir de las anécdotas particulares vividas por los distintos personajes y por el protagonista, de leyes psicológicas o verdades generales sobre la naturaleza humana (sobre, por ejemplo, el amor, los celos, la pérdida del ser amado, la subjetividad de la percepción individual, etc.)
La primera parte de este volumen contiene el célebre episodio de la magdalena mojada en el té caliente por el protagonista. Este episodio contiene en su totalidad la teoría proustiana sobre el espacio, el tiempo y la cuyos resortes, según Proust, sólo se ponen en funcionamiento a través de los sentidos más primarios, siendo en esta experiencia el individuo un sujeto absolutamente pasivo y siendo la naturaleza de los recuerdos involuntarios que de ella se derivan absolutamente auténtica, objetiva y procuradora de felicidad y plenitud, en tanto en cuanto dichos recuerdos se hallan desprovistos de la subjetividad engañosa que caracteriza nuestras percepciones cotidianas en sociedad.
Asimismo, cabe destacar de este volumen el peculiar personaje de Charles Swann, que se erige en paradigma universal de la experiencia amorosa (indisoluble, aquí, del sufrimiento, de la mentira y de los celos), gracias a la doble labor de introspección y generalización psicológica que es ejercida de forma constante por el peculiar narrador de la novela.



18 mayo 2016

"La tregua" de Mario Benedetti

Mario Benedetti.
Nació el 14 de setiembre de 1920 en Paso de los Toros, Uruguay. Mario ingresó en el Colegio alemán de Montevideo, donde completó los seis años de Enseñanza Primaria y aprendió alemán, lo que le sirvió posteriormente para ser el primer traductor de Kafka en Uruguay. Cuando en esas aulas se hizo presente el nazismo, fue inmediatamente retirado por su padre.
En esos mismos años aprendió taquigrafía, que durante largo tiempo fue su medio de vida. En 1946 se casó con Luz López Alegre, que falleció en abril de 2006. Como periodista trabajó en El Diario y La Mañana publicando intensamente crítica cinematográfica y teatral. En 1973 a raíz del golpe militar debió abandonar el país por razones políticas. Etapas de sus doce años de exilio fueron Argentina, Perú, Cuba y España. A partir de 1985, con el restablecimiento de la democracia en su país residió una parte del año en Montevideo y otra en Madrid.
Su obra aborda diversos géneros: poesía, cuento, novela, ensayo y crítica literaria. Como humorista publicó numerosas crónicas bajo el seudónimo Damocles, primero en Marcha y luego en la revista Peloduro.
En 1987, Amnistía Internacional confirió en Bruselas el Premio Llama de Oro a su novela Primavera con una esquina rota, y numerosos países le premiaron y rindieron tributo. Fue nombrado Doctor Honoris Causa por las Universidades de Alicante, Valladolid, La Habana y Montevideo. En 1999 fue Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. En el mismo año, en Uruguay, el Ministerio de Educación y Cultura le otorgó  el Gran Premio Nacional a la Actividad Intelectual y la Cámara de Representantes de Colombia le otorgó la Orden de la Democracia en el grado Gran Cruz. En el año 2005 le fue otorgado en Santander, España, el Premio Internacional Menéndez Pelayo.
Fallece el 17 de mayo de 2009, ayer hizo siete años, en su casa de Montevideo. A su muerte vino a nuestro Blog donde le rendíamos un merecido tributo y nuestra compañera Paca dedicó una entrañable carta-homenaje que resume, a través de algunos de los títulos de sus obras, todo su afecto

La tregua
La novela se desarrolla, en la ciudad de Montevideo, en forma de entradas a un diario donde, Martín Santomé, de 49 años, viudo con tres hijos, a seis meses y veintiocho días de su jubilación, registra su vida gris y sin relieve: La vida cotidiana de la rutina en la oficina y la de un hogar desunido y crispado, la vida de un hombre apocado que por su temprana viudez se dedicó al trabajo y sacar a sus hijos a flote. Un hombre gris en un país gris y perezoso con jubilación a los cincuenta años y con un alto funcionariado corrupto. La relación con sus hijos tampoco lo motiva y cada día los siente más lejos, más incomprendidos. El pesimismo y la falta de actitud y comunicación del personaje se reflejan en su trabajo, en su pensamiento acerca de la sociedad, la religión, la amistad….aunque todo lo mira desde un punto crítico no expresado.
Toda esta rutinaria vida se verá alteradas cuando irrumpe en su rutina la joven Laura Avellaneda, nueva compañera de trabajo de 24 años. Y este hombre, casi sin proponérselo, decide abrir en su vida un paréntesis luminoso. Poco a poco, la relación entre ellos va aumentando hasta que viven juntos en un apartamento que Martín alquila exclusivamente para sus encuentros, que como deja ver el protagonista en su propio diario son algo más que sexuales, ya que se establece una relación de amor entre ellos. Luego de un tiempo Martín decide proponerle matrimonio a Laura, pero sus intenciones se ven truncadas debido a la repentina ausencia de ella en la oficina: ha caído enferma a causa de una gripe. Laura ha muerto. "Dios mío, Dios mío,....."
A continuación Martín explica su vida después de Laura, cuando vuelve a la monotonía de su trabajo y recuerda un amor desconocido para todos. Su última reflexión es que su vida estaba destinada a la monotonía y la soledad, que Dios le destinó esa patética existencia aunque antes de morir le dio una tregua con Laura para sentirse vivo por un momento, pero que tarde o temprano volvería a su rutina, a su verdadera vida.
Una novela que se ha traducido a decenas de idiomas y ha sido adaptada al cine, la televisión, el teatro y la radio, pero que sobre todo ha gozado de la excepcional acogida de los lectores de todo el mundo.


20 abril 2016

"El tercer reich" de Roberto Bolaño

Roberto Bolaño (Santiago, 1953 - Barcelona, 2003) Escritor chileno afincado en España desde finales de la década de 1970. Autor de extraordinario talento, forzó los límites de la literatura en una serie de novelas con las que se consagró como una de las voces más importantes y personales de la narrativa latinoamericana. En sólo una década, en una suerte de carrera contra la adversidad, Bolaño dejó atrás la marginalidad y “se convirtió en un cuentista y novelista central, quizás el más destacado de su generación, sin duda el más original y el más infrecuente”, en palabras del también escritor chileno Jorge Edwards.
En 1968 la familia se trasladó a Ciudad de México, donde Roberto pasó su adolescencia concentrado en la lectura. Pronto decidió que quería ser escritor y empezó a trabajar como articulista en diferentes medios. En México fundó, junto con un grupo de poetas mexicanos, un movimiento de vanguardia denominado infrarrealismo. Tras viajar por varios países europeos y por el continente africano, finalmente decidió establecerse en España. Trabajó en múltiples oficios hasta que pudo mantenerse mediante su participación en certámenes literarios. Todas estas experiencias las convertiría, más adelante, en materia de su ficción.
Fijó su residencia en la población costera de Blanes (Girona), donde, sin abandonar su interés por la poesía, se centró cada vez más en la narrativa. En 1993 los médicos le diagnosticaron una grave enfermedad hepática. A partir de entonces Bolaño se obsesionó con dejar un legado literario de importancia y se dedicó aún con mayor ahínco a la escritura y multiplicó sus publicaciones. Ese mismo año vieron la luz Los perros románticos, y la novela La pista de hielo.
El año 1998 fue sin duda un año clave en la vida de Roberto Bolaño, que poco antes había empezado a publicar en Anagrama. Aquel año su novela Los detectives salvajes recibió importantes distinciones: el premio Herralde de novela y el premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos “por la calidad de la obra y su novedosa apuesta narrativa”.
Su estado de salud empeoraba, y decidió consagrar “lo que me quede de vida” a la que debía ser su obra cumbre, 2666. “Consciente de la sombra que la muerte había proyectado sobre él” (Enrique Vila-Matas), siguió escribiendo hasta su fallecimiento, el 14 de julio de 2003, víctima de una insuficiencia hepática.
En 2004 Anagrama publicó 2666, la novela póstuma de Bolaño, una pentalogía de más de mil páginas. Según el crítico Ignacio Echevarría, se trata de la “obra maestra” del autor, una “novela total, sin ningún matiz intimidante o plúmbeo, que toca los grandes temas, como la muerte, el mal o la trascendencia […] una obra polifónica, donde los registros cambian mucho, desde lo policiaco hasta lo épico”.

El tercer Reich.
Udo Berger tiene veinticinco años y está en el mejor momento de su vida. Su pasión y su ocupación son los juegos de guerra; es un campeón en su país, y escribe artículos en las revistas especializadas. Udo y su novia Ingeborg se van a pasar unos días al lugar de la Costa Brava donde él veraneaba con su familia cuando era niño, y se alojan en el hotel Del Mar, el mismo de aquellos días. Prefiere pensar nuevas líneas y estrategias para el Tercer Reich, su juego. Por la noche van a una discoteca y conocen a Charly y Hanna, otra pareja de jóvenes alemanes. El imprevisible Charly será quien introduzca a Udo y a Ingeborg en la pequeña comunidad del lugar, donde circulan turbios personajes como el Lobo o el Cordero. Frau Else, la guapa propietaria del hotel, que ya fascinaba a Udo cuando era un adolescente, o el Quemado, el solitario guardián de los patines de la playa que siempre está cerca, como un testigo mudo y quizá sabio... El Tercer Reich, escrita en el año 1989, es una novela de la primera etapa de Roberto Bolaño, un extraordinario escritor que comenzaba a construir su lenguaje, a depurar sus influencias y maestros, donde ya aparecen algunos de sus grandes temas, como las extrañas formas y deformaciones del nazismo, o que la cultura —los juegos, o la literatura— es la realidad.


16 marzo 2016

"La muerte en Venecia" de Thomas Mann

Thomas Mann
Nació el 6 de junio de 1875 en Lübeck, en el seno de una familia de comerciantes. Cuando su padre falleció, la familia se radica en Munich. Trabajó como vendedor de seguros.
En sus novelas los protagonistas son frecuentemente burgueses que sobrellevan un conflicto espiritual. Su primera novela importante, Los Buddenbrook (1901) narra la decadencia inevitable, a lo largo de varias generaciones, de una dinastía de ricos comerciantes. Cuando apareció, provocó un gran escándalo entre la alta burguesía de la ciudad, por reconocerse en la ridiculez de algunos personajes de la obra.
Posteriormente escribe Tonio Kröger (1903), La muerte en Venecia (1912), que inspiró la película de Luchino Visconti, y la ópera de Benjamin Britten. En La montaña mágica (1924), su obra más famosa y una de las novelas más excepcionales del siglo XX, somete a la civilización europea a un minucioso análisis. Entre sus obras posteriores se encuentran los cuentos Desorden y dolor precoz (1925), y Mario y el mago (1930), en el que señala los peligros de la dictadura fascista y la cobardía intelectual; José y sus hermanos (1934-1944), y las novelas Doctor Faustus (1947), El elegido (1951) y Confesiones del estafador Felix Krull(1954).
En 1929 le otorgaron el Premio Nobel de Literatura, pero en 1933 se exilió de Alemania tras la llegada al poder de los nazis. Residió en Suiza y después en los Estados Unidos (1938), en donde obtuvo la ciudadanía en 1944. En 1953 se estableció cerca de Zurich (Suiza), donde murió el 12 de agosto de 1955.
Fue padre del autor Klaus Mann y de la escritora y actriz Erika Mann.

Muerte en Venecia
Tras sufrir una crisis creativa, el escritor Gustav Von Aschenbach llega al Lido de Venecia para pasar una temporada de vacaciones en solitario, con el fin, no sólo de reflexionar, sino también de dar descanso a un cuerpo extenuado y enfermo. En el Hotel Des Bains llama su atención una familia de turistas polacos, especialmente el joven Tadzio, un adolescente por el que siente una súbita e intensa atracción. Contemplar a Tadzio se convierte enseguida para Aschenbach en el momento central de la jornada; y luego de su existencia. A bordo del barco que le lleva a Venecia, Aschenbach observa horrorizado a un viejo maquillado que se arrima sonriendo tontamente a un grupo de muchachos. Pero hacia el final de la historia, cuando sigue extasiado a Tadzio por las callejuelas y los canales de la ciudad, asolada por una epidemia de cólera, Aschenbach se ha convertido en ese hombre: Las miradas furtivas en la playa, las esperas en el salón a la hora de cenar, las persecuciones discretas por las calles de la ciudad, el tinte en el pelo contra las canas, el maquillaje para recuperar la juventud,... ¿dónde queda la filosofía?, ¿dónde la razón?, ¿dónde la intelectualidad? La muerte le tenía que llegar en Venecia, y no se resistió a ella.
La muerte en Venecia, como el propio Mann sostenía, trata de la pérdida de la dignidad del artista, pero Mann examina también la relación entre el arte y la vida. Aschenbach cree que con trabajo y disciplina puede dominar la vida y aun moldearla hasta convertirla en arte. Las desordenadas emociones y la pasión indomable que Tadzio-Dionisos le inspira, le obligarán a admitir que esa convicción es una falacia. Los elementos míticos de la novela ofrecen el contexto necesario para trazar un retrato de la homosexualidad. Escrita con sutileza y con una profunda penetración psicológica, esta obra es un vivido relato de lo que significa enamorarse. Una obra muy culta y magistral tanto en su contenido como en el uso riquísimo del lenguaje con continuas referencias a los clásicos y mitología griega. Estupenda traducción.
La novela corta era tal vez la forma artística ideal para Thomas Mann; e indudablemente, desde sus primeros presagios inquietantes hasta el patético clímax final, es una obra maestra en su género. Publicada en 1912, esta novela cimentaría la fama de Mann, que en 1929 recibió el premio Nobel.
A la vez hemos leído "Mario y el mago" donde ejerce una dura critica al fascismo y a sus artes embaucadoras del pueblo, su cobardía de este y la violencia contra quienes no siguen la ideología.
Posteriormente hemos tenido la suerte de ver la adaptación de Luchino Visconti al cine de Muerte en Venecia en la biblioteca I.E. Tras la lectura de la novela, su adaptación, con notables diferencias, es un complemento estético en cuanto a vestuario, ambientación de época, la belleza de unas imágenes impagables y una interpretación y dirección memorables. Todo un acierto que agradecemos a Pilar Barés afectuosamente


17 febrero 2016

"La velocidad de la luz" de Javier Cercas

Esta novela fue leída en el mes de febrero de 2008 por los entonces componentes de ASABER.
El resumen puede verse en este enlace: La velocidad de la luz


10 febrero 2016

"Viaje al pasado" y "Ardiente secreto" de Stefan Zweig

Stefan Zweig
Viena, (1881-1942), hijo de un poderoso industrial, recibió una esmerada educación. Durante sus años de juventud recorrió Europa, trabajando como traductor y colaborando en distintas publicaciones. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, manifestó su posición pacifista. Ante la implantación cada vez mayor de las fuerzas nazis en Austria, emigró a Londres. De su producción literaria destacan 'Cuerdas de plata', un ejemplar donde reúne su poesía, y novelas como 'Jeremías', 'Amok', 'El jugador de ajedrez' o 'La confusión de los sentimientos'. También escribió las biografías de algunos de los personajes más grandes de la literatura como Dickens o Balzac.
Ya han sido leídas otras obras suyas



Viaje al pasado
 Delicioso relato del reencuentro de un intenso amor abortado por una separación de diez años tras haber sido destinado a México donde la gran guerra le sorprende y que, ya pasados, se muestran como una barrera imposible de superar.
Una pequeña obra maestra que su autor, como nadie,evoca los sentimientos en el gesto y el detalle.




Ardiente secreto.
Una mujer se encuentra en esa difícil edad en la que lamenta la fidelidad a un marido que nunca quiso y la fuga del tiempo mientras siente marchitarse. Un lugar de vacaciones y un joven apuesto y conquistador asediándola se muestra como el escenario idóneo para prender la mecha de la pasión y lo que se antojaba una bonita experiencia pasional se malogra por la intervención del pequeño hijo de la dama al cual se había usado de gancho. (Mira que usar niños para estos menesteres!!!).
Precioso uso de un elegante lenguaje para expresar los sentimientos

20 enero 2016

"El maestro Juan Martínez estaba allí" de Manuel Chaves Nogales

MANUEL CHAVES NOGALES (1897-1944) nació en Sevilla. Se inició muy joven en el oficio de periodista, primero en su ciudad natal y más tarde en Madrid. Entre 1927 y 1937, Chaves Nogales alcanzó su cénit profesional escribiendo reportajes para los principales periódicos de la época, y ejerciendo, desde 1931, como director de Ahora, diario afín a Manuel Azaña de quien Chaves era reconocido partidario.
Al estallar la guerra civil se pone al servicio de la República y sigue trabajando como periodista hasta que el gobierno abandona definitivamente Madrid, momento en el que decide exilarse en Francia. La llegada de los nazis, que describiría magistralmente en el ensayo La agonía de Francia, le obligó a huir a Londres, donde falleció a los 47 años.
Además de brillante periodista es autor de una espléndida obra literaria entre la que destacan sus libros sobre Rusia: los reportajes La vuelta a Europa en avión. Un pequeño burgués en la Rusia roja (1929), Lo que ha quedado del imperio de los zares (1931) y El maestro Juan Martínez que estaba allí (1934); la biografía Juan Belmonte, matador de toros (1935), su vida y sus hazañas, su obra más famosa, considerada una de las mejores biografías jamás escritas en castellano; y A sangre y fuego. Héroes, bestias y mártires de España (1937), impresionante testimonio de la guerra civil donde denuncia las atrocidades cometidas por ambos bandos con una lucidez sorprendente y adelantada a su tiempo.

El maestro Juan Martínez estaba allí 
El autor narra lo que el maestro Juan Martínez, un bailarín de flamenco español y de Burgos, le había contado de sus aventuras, desventuras, peripecias y traslados por Rusia, en plena revolución bolchevique y  en la siguiente guerra civil donde le sorprendió estando de gira con su pareja, Sole, y de donde no pudo marcharse. Con lenguaje periodístico, Chaves Nogales nos lleva con minuciosa precisión por San Petersburgo, Kiev, Moscú y otras ciudades de la mano de lo que le había contado estando en París el citado maestro. El periodista expone los hechos tal como fueron dejando al lector la oportunidad de interpretar los sentimientos de miedo, amor, opiniones del desgraciado bailarín oportunista y pícaro burgalés. Un final melodramático oscurece el intenso relato periodístico que se lee sin descanso esperando en qué desemboca el río de acontecimientos.
Compañero de generación de Camba, Ruano o Pla, Chaves perteneció a una brillante estirpe de periodistas que, en los años 30, viajaron profusamente por el extranjero, ofreciendo algunas de las mejores páginas del periodismo español de todos los tiempos.


16 diciembre 2015

"El baile" y "Nieve en otoño" de Irene Nemirovsky

IRÈNE NÉMIROVSKY (Kiev, Ucrania, 1903 - Auschwitz, Polonia, 1942). Hija única de un próspero banquero judío, recibió una educación esmerada (aprendió francés, ruso, polaco, inglés, vasco, finés y yidis), aunque tuvo una infancia infeliz y solitaria. Tras huir de la revolución bolchevique, su familia se estableció en París en 1919, donde Irène obtuvo la licenciatura de Letras en la Sorbona.
Luego de publicar El malentendido (1926) y Un niño prodigio (1927), la aparición de su novela David Golder (1929) le abrió las puertas de la celebridad. Le siguieron, entre otras, El baile (1930), Las moscas del otoño —traducida también como Nieve en otoño— (1931), El caso Kurílov (1933), El vino de la soledad (1935), Jezabel (1936) y Los perros y los lobos (1940).
Pero la Segunda Guerra Mundial marcaría trágicamente su destino. Denegada en varias ocasiones por el régimen de Vichy su solicitud de nacionalidad francesa, en 1942 fue deportada al campo de concentración de Auschwitz, igual que su esposo, Michel Epstein. Murió de tifus poco después.
Sesenta años más tarde, el azar quiso que el nombre de Irène Némirovsky regresara al primer plano de la actualidad literaria con el enorme éxito de Suite francesa, su obra cumbre descubierta casualmente por sus hijas y publicada en 2004. Galardonada con el Premio Renaudot —otorgado por primera vez de forma póstuma—, fue aclamada por la crítica y relanzó el interés por una autora que se sitúa sin duda entre los grandes escritores franceses del siglo XX.

El baile
Instalados en un lujoso piso de París, los Kampf poseen todo lo que el dinero puede comprar, excepto lo más difícil: el reconocimiento de la alta sociedad francesa. Así pues, con el propósito de obtener el codiciado premio, preparan un gran baile para doscientos invitados, un magno acontecimiento social que para el señor y la señora Kampf supondrá, respectivamente, una excelente inversión y la soñada apoteosis mundana. Pero no todos comparten el mismo entusiasmo. Antoinette, de catorce años, observa con amargura los agitados preparativos del baile y siente que ha llegado la ocasión de enfrentarse a su madre, afirmarse a sí misma y realizar su propia entrada en la edad adulta. Con un breve gesto, tan impulsivo como espontáneo, provoca una situación absurda que culminará en un final dramático y revelador.
Némirovsky condensa en pocas páginas (45) una historia donde la difícil relación madre-hija y el ansia de reconocimiento social se funden con la pasión por la vida y la búsqueda de la felicidad.

Nieve en otoño
La anciana Tatiana Ivanovna ha dedicado toda su vida a servir a sus señores, los Karin, a quienes ha visto nacer y crecer en la mansión de Sujarevo, en las inmediaciones de Moscú. Cuando la familia se ve obligada a huir por la Revolución de Octubre, la fiel criada termina por reunirse con ellos en París, donde, a pesar de que los Karin han perdido su posición social y su fortuna, continúa a su servicio en el modesto apartamento en que residen. Supervivientes de un mundo perdido, los Karin y su sirvienta necesitarán olvidar para salir adelante, pero la vieja Tatiana nunca deja de soñar con su tierra natal, ni de sufrir para adaptarse a la vida en un lugar donde las primeras nieves no llegan hasta pasado el otoño.
Irène Némirovsky tiene un talento especial para observar y captar los detalles más reveladores de la intimidad de sus personajes. Escueto y precioso relato.


18 noviembre 2015

"Una dama extraviada" de Willa Cather

Willa Cather (Winchester, Virginia, 1876 - Nueva York, 1947)
Fue una narradora estadounidense cuya obra revela gran sensibilidad poética y poder descriptivo al evocar sus recuerdos de infancia en Nebraska, la dura lucha contra la naturaleza de los inmigrantes colonizadores y las contradicciones entre la ciudad y la tierra. En 1922 fue galardonada con el Premio Pulitzer de novela.
Perteneció a una familia de origen irlandés y alsaciano, y pasó su infancia en Nebraska, durante la época en que esta región occidental fronteriza era colonizada por inmigrantes checos y escandinavos; pasó los años de su formación en medio de aquellos aventureros y campesinos de sangre ardiente, de un vigor y afán de vivir netamente opuestos a la convencional respetabilidad de los norteamericanos; de aquellos hombres captó las esencias de las virtudes humanas básicas: pasión, vitalidad espiritual, “valor personal, magnanimidad y una bella y generosa conducta”.
Cather era de espíritu sensitivo y selectivo, y sus maestros en el ámbito de las letras fueron Flaubert y Henry James. Obstinada e independiente ya desde la niñez, luego de haberse graduado en la Universidad de Nebraska se aprestó a vivir con la mayor intensidad, tanto en su patria como en el extranjero, y se ganó mientras tanto el sustento como periodista, maestra o directora de revistas. También publicó relatos breves y ensayos literarios.

Una dama extraviada

La autora en Una dama extraviada (1923), con gran nostalgia por lo antiguo y tradicional, más que el reflejo de la época busca un modelo ético para sí misma.
Logró en esta obra una gran armonía entre lo que quiere contar y lo que cuenta. Y lo que estas páginas contienen es una doble historia: la del traspaso de poder de los viejos conquistadores del Oeste a los jóvenes sin riesgo y la formación de un chico que tiene como referencia la fascinación y decadencia de una familia.
Ésta es una novela perfecta..... la perfección en la concepción y en la ejecución de un relato; no es frecuente hallar una obra que muestre una relación impecable entre lo que se quiere contar y lo que se cuenta. Hay un tercer elemento: el grado de profundidad ya que desciende sin un titubeo ni una distracción hasta donde lo requiere la intención del autor.
Y ¿cuál es la intención? Hay dos planos de narración complementarios. El primero es el establecimiento de ese escenario de fondo donde se desenvuelve: la relación dramática del traspaso de poder de los viejos conquistadores del Oeste a la generación de 'jóvenes astutos, adiestrados por los tiempos difíciles en economías mezquinas'.
El segundo plano pertenece a un muchacho de 19 años, Niel Herbert, que desde su infancia queda prendado de la casa, la vida y el mundo del capitán Forrester, un pionero del ferrocarril. En una localidad pequeña, los Forrester representan la clase y la elegancia, tanto social como moral; y, en especial, la señora Forrester. Pero no es una historia de amor sino de formación; y la del joven Niel tiene como referencia la fascinación y la decadencia de los Forrester; en especial, de la señora Forrester.
La decadencia de los Forrester comienza con la ruina económica y luego física de un hombre de principios; pero la verdadera decadencia y el conflicto generacional se manifiesta cuando, tras su muerte, se establece un paralelismo entre Marian Forrester 'luchando por salir del agujero' e Ivy Peters, un mezquino y grosero emergente sin escrúpulos, abogado, con quien coincidió sin aprecio Niel en su infancia. Marian e Ivy, cada uno a su modo, se buscan la vida como supervivientes en un mundo donde ya la gente pionera o carece de escrúpulos o perece bajo el peso de ellos. A su vez, Niel e Ivy Peters representan los dos polos de la nueva generación; y como le dice a Niel su tío el juez Pommeroy: 'Hijo, me alegro de que quieras ser arquitecto. No veo carrera respetable para un abogado en este nuevo mundo de negocios que se avecina'.
Cather es una escritora a la que se la ve venir porque no esconde lo que pretende; pero cada llegada es una sorpresa, lo que tiene mayor mérito. Ser misterioso con transparencia sólo es digno de un escritor grande. Valga un ejemplo: cuando Niel descubrirá la infidelidad de Marian está narrada retrasando la previsible llegada de Niel al lugar donde sospechamos lo que está sucediendo por medio de una maravillosa descripción de la naturaleza del campo; este retraso pone sobre aviso al lector, que ya sospecha y deduce aunque no constata; pues bien: no sólo mantiene creciendo paso a paso la escena, sino que, al confirmarse todo, aún es capaz de rematar su sentido especificando el sentimiento de Niel: 'No era un escrúpulo moral lo que ella había profanado, sino un ideal estético'.
 (Extracto de lo publicado en El País 16/11/2002)


21 octubre 2015

"El barón rampante" de Italo Calvino

Italo Calvino
Escritor italiano aunque nacido en La Habana, en 1923, aunque la familia regresó a Italia dos años después. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, durante la que luchó contra los nazis en un grupo de partisanos, se licenció en Literatura y realizó trabajos editoriales. Su primera novela, El sendero de los nidos de araña (1947), era neorrealista. Luego utilizó técnicas alegóricas en novelas como El vizconde demediado (1952), El barón rampante (1957) o El caballero inexistente (1959). En obras posteriores, como Las cosmicómicas (1965), Tiempo cero (1967), Las ciudades invisibles (1972) y Si una noche de invierno un viajero (1979), queda patente su original mezcla de fantasía, curiosidad científica y especulación metafísica. Fue, además, un consumado cuentista, con volúmenes de relatos como Por último, el cuervo (1949) y Los amores difíciles (1970). Falleció por un ataque de ictus cerebral, en Toscana, Italia, en 1985.
El barón rampante
Cuando tenía 12 años, Cósimo Piovasco, barón de Rondò, en un gesto de rebelión contra la tiranía familiar, se encaramó a una encina del jardín de la casa paterna. Cósimo permanece fiel a una disciplina que él mismo se ha impuesto. La acción fantástica transcurre en las postrimerías del siglo XVIII y en los albores del XIX. Cósimo participa tanto en la Revolución francesa como en las invasiones napoleónicas, pero sin abandonar nunca esa distancia necesaria que le permite estar dentro y fuera de las cosas al mismo tiempo, alegoría de tener un punto de vista alejado e imparcial.  En esta obra, Calvino se enfrenta con el que, según él mismo declaró, es su verdadero tema narrativo:Una persona se fija voluntariamente una difícil regla y la sigue hasta sus últimas consecuencias, ya que sin ella no sería él mismo ni para sí ni para los otros.
Biaggio y Cosimo pertenecen a una familia aristocrática en decadencia, que busca imitar el modo de vida de la clase alta. Biaggio empieza a narrar la vida que llevaría su hermano desde que se subió a los árboles hasta su muerte, pues durante su vida en los árboles éste le enviaría cartas y cada vez que lo visitaba le contaba sus aventuras. Cosimo crea su propia casa sobre los árboles y consigue comida mediante la caza de animales y también crea su propia ropa con las pieles de estos mismos. Él, desde joven, vive grandes aventuras sobre los árboles pues veía todo lo que sucedía en el pueblo cerca de la villa donde vivía. La soledad y el natural deterioro de su salud hacen que no pueda seguir viviendo encima de los árboles para lo que desaparece en un globo aerostático cumpliendo así su promesa. Neorrealismo naturalista en la que Calvino manifestó su conciencia de vivir en un mundo en el que se niega la más sencilla individualidad de las personas, reducidas a una serie de comportamientos preestablecidos.
Actualmente se ha puesto de moda las vacaciones en lujosos hoteles sobre copa de árboles


23 septiembre 2015

Comienza el curso 2015-2016

Comienza el curso 2015-2016 con nuevos componentes de este grupo ASABER. Las circunstancias de la vida, más o menos felices, han apartado a unos y traídos a otros al grupo por lo que la jornada de inicio ha sido la de añoranzas y saludos.
Nos va a faltar asiduamente, aunque siempre estará con nosotros, nuestra amiga Paca y con ella su saber y experiencia, sus maneras y sus observaciones; la echaremos mucho en falta. Nuevos componentes darán a ASABER generosos puntos de vista y aportaciones enriquecedoras.
Comentamos algunas lecturas del pasado verano, idóneas para el borde de la piscina o bajo la sombrilla, que regocijan el alma como “Feliz cumpleaños erótico” de varios autores que recrean y exploran prácticas sin olvidar el papel que la clandestinidad o lo prohibido tienen de importancia para el sexo. Más inquietantes parecen ser las novelas de la serie “Samuel Esparta” del gran Ramiro Pinilla con las que rinde homenaje a los grandes de la Novela Negra – sobre todos a Hammett y a su detective Sam Spade- con los títulos de “Solo un muerto más” y “Cadáveres en la playa” de la citada serie.
Siguiendo con la novela negra y series de autor no es posible dejar de citar a Leonardo Padura, reciente premio Princesa De Asturias de las letras 2015, que con su serie “Las Cuatro Estaciones” nos regala cuatro novelas situadas temporalmente en sus respectivas estaciones del año con el denominador común pasear al lector por su querida Habana, sus rincones, sus gentes , la amistad, la familia……siempre de la mano de su eficaz y rebelde teniente de la policía “Mario Conde” (posiblemente de ser escritas en la actualidad situaría el nombre en perseguido en lugar de perseguidor).
Otras lecturas amables y evasivas se comentaron sin que faltase algún clásico


Citas y libros 2015-2016

Programa de días de reunión (a las 10'00 a.m.) y libros seleccionados

Biblioteca Pública Infanta Elena 


Biblioteca Infanta Elena

Actividad

23/09/2015
Comentar lecturas de verano
21/10/2015
El Barón Rampante / Italo Calvino
18/11/2015
Una dama extraviada/Willa Cather
16/12/2015
Nieve en otoño y El baile/ Irene Nemirovsky
20/01/2016
El maestro Juan Martínez que estaba allí/ Chaves Nogales
17/02/2016
La velocidad de la luz / Javier Cercas
16/03/2016
La muerte en Venecia / T. Mann
20/04/2016
El tercer Reich / R. Bolaño
18/05/2016
La tregua / Mario Benedetti
15/06/2016
En busca del tiempo perdido: por la parte de Swan / Marcel Proust


24 junio 2015

"Esperando a Godot" de Samuel Beckett

Samuel Beckett

Poeta, novelista y destacado dramaturgo del teatro del absurdo. De origen irlandés, en 1969 fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1969. Beckett nació el 13 de abril de 1906 cerca de Dublín. Tras asistir a una escuela protestante de clase media en el norte de Irlanda, ingresó en el Trinity College de Dublín, donde obtuvo la licenciatura en lenguas romances en 1927 y el doctorado en 1931. Al mismo tiempo continuó estudiando al filósofo francés René Descartes que sentaría las bases filosóficas de su vida y su obra. Fue entonces cuando conoció al novelista y poeta irlandés James Joyce. En 1937 se estableció definitivamente en París, pero en 1942, tras adherirse a la Resistencia, tuvo que huir de la Gestapo. Al final de la guerra regresó a París, donde produjo cuatro grandes obras: su trilogía Molloy (1951), Malone muere (1951) y El innombrable (1953), novelas que el propio autor consideraba su mayor logro, y la obra de teatro Esperando a Godot (1952), su obra maestra en opinión de la mayoría de los críticos. Gran parte de su producción posterior a 1945 fue escrita en francés. Otras obras importantes, publicadas en inglés, son Final de partida (1958), La última cinta (1959), Días felices (1961), Acto sin palabras (1964), No yo (1973); los relatos Murphy 1938) y Cómo es (1964); y dos colecciones de Poemas (1930 y 1935). Una de sus últimas obras es Compañía (1980), donde resume su actitud de explorar lo inexplorable. Tanto en sus novelas como en sus obras, Beckett centró su atención en la angustia indisociable de la condición humana, que en última instancia redujo al yo solitario o a la nada. Asimismo experimentó con el lenguaje hasta dejar tan sólo su esqueleto, lo que originó una prosa austera y disciplinada, sazonada de un humor corrosivo y con el uso de la jerga y la chanza. Su influencia en dramaturgos posteriores, sobre todo en aquellos que siguieron sus pasos en la tradición del absurdo, fue tan notable como el impacto de su prosa.
Son famosas sus frases; corrosivas, de denuncia, esenciales, profundas, absurdas.
http://www.frasesypensamientos.com.ar/autor/samuel-beckett.html

Esperando a Godot
Cuando en 1953 se estrenó en París Esperando a Godot, casi nadie sabía quién era Samuel Beckett, salvo, quizá, los que ya lo conocían como ex secretario de otro irlandés no menos genial: James Joyce. Por aquellas fechas, Beckett tenía escrita ya gran parte de su obra literaria; sin embargo, para muchos, pasó a ser «el autor de Esperando a Godot». Se dice que, desde aquella primera puesta en escena —que, realizada por el gran Roger Blin, causó estupefacción y obtuvo tanto éxito— hasta nuestros días, no ha habido año en que, en algún lugar de nuestro planeta, no se haya representado Esperando a Godot. ¡Más de cuarenta años en los escenarios del mundo! El propio Beckett comentó en cierta ocasión, poco después de recibir el Premio Nobel de Literatura en 1969, que Esperando a Godot era una obra «horriblemente cómica». Sí, todo lo horriblemente cómica que puede resultar, a fin de cuentas, la angustiosa situación límite de dos seres cuya vida y grotesca solidaridad se forjan en la absurda y vana espera de ese quién sabe qué (o quién) al que llaman Godot…
Encuadrada dentro del teatro del absurdo, la obra nos plantea la monotonía de la existencia humana, la esperanza y desesperanza de un porvenir que nunca ha de llegar; la lentitud de la vida de los personajes como alegoría del tiempo donde no pasa nada y lo irremediable de su paso donde el hombre no puede hacerlo variar. Es el Tiempo la gran interrogante donde los protagonistas mientras esperan su transcurso proponen separarse, unirse, ahorcarse, irse, volver…..siempre en un mismo espacio. Se rellena el tiempo de palabras (cuanto de esto sufrimos cada día) y de impotencia ante un pasado que se olvida y se antoja lejano, un futuro incierto y un presente como mera duración de la aburrida vida, insegura, incierta….siempre a la agobiante espera de nada mientras reflexionan sobre todo sin salida posible.
Una obra maestra que desasosiega al lector


20 mayo 2015

"La educación sentimental" de Gustave de Flaubert

GUSTAVE FLAUBERT


Nació en Ruán en 1821, hijo del cirujano jefe del Hôtel (hospital) Dieu. Empezó estudios de Derecho en París, donde trabó, más bien, amistades artísticas y literarias; después de una crisis epiléptica, dejó la carrera y volvió a Ruán. En 1843 empezó a escribir la primera versión de lo que luego sería La educación sentimental y un año después se instaló en Croisset, decidido a consagrarse al «culto fanático del arte». Mantuvo contacto con el círculo literario parisino y en 1846 inició una relación de nueve años con la poeta Louise Collet, que generaría una de las correspondencias más copiosas y célebres de la historia de la literatura. Entre 1849 y 1862 viajó por Oriente Próximo e Italia. En 1851 inició la redacción de La señora Bovary, que se publicaría cinco años después, acarreándole un proceso judicial del que saldría absuelto. El proceso, sin embargo, aseguró el éxito del libro. Publicaría luego la novela histórica Salambó (1862), La educación sentimental (1869), La tentación de san Antonio (1874) y Tres cuentos (1877): los únicos textos, de las más de ocho mil páginas que escribió, que permitió, en su afán perfeccionista, que vieran la luz pública. Murió en 1880 en Canteleu, dejando inacabada la novelaBouvard y Pécuchet, que se publicaría en 1881.

La educación sentimental es, junto a Madame Bovary, no sólo la obra maestra de Gustave Flaubert sino para muchos la obra cumbre de la novela realista del siglo XIX. Estilísticamente supone una verdadera vuelta de tuerca para un virtuoso como Flaubert, que aquí lleva la prosa francesa a unas alturas que nunca antes se habían conquistado. La novela consigue además trazar un retrato del momento histórico que supuso el principio de la segunda mitad del siglo XIX, del paisaje moral, psicológico y político de la Europa de 1848, absolutamente memorable. El hilo principal de la trama gira en torno al enamoramiento del joven abogado Fréderic Moreau con una mujer mayor, Madame de Arnoux. Con la revolución de 1848 como trasfondo histórico, asistiremos a la evolución sentimental y moral de ese joven, reflejo de toda una generación y de un país y un tiempo que se encamina hacia la disolución de viejos valores.

22 abril 2015

"El mundo" de Juan José Millás

Juan José Millás
Tras vivir en Valencia los primeros años de su vida, se trasladó con su familia a Madrid, ciudad donde ha vivido la mayor parte de su vida. Fue un mal estudiante y cursó la mayoría de sus estudios en horario nocturno mientras trabajaba en una caja de ahorros. En la universidad empezó Filosofía y Letras, que abandonó al tercer año. Obtuvo un trabajo como administrativo en Iberia y se consagró a la lectura y la escritura.
En su numerosa obra cualquier hecho cotidiano se puede convertir en un suceso fantástico. Para ello creó un género literario personal, el «articuento», en el que una historia cotidiana se transforma por obra de la fantasía en un punto de vista para mirar la realidad de forma crítica. Sus columnas en El País han alcanzado un gran número de seguidores por la sutileza y originalidad de su punto de vista para tratar los temas de la actualidad, así como por su gran compromiso social y la calidad de su estilo.
Sus obras han sido traducidas a varios idiomas. En su novela de 2006, titulada Laura y Julio encontramos plasmadas sus principales obsesiones: el problema de la identidad, la simetría, la soledad próspera, el amor, la fidelidad y los celos.
En el mes de mayo de 2006 fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Turín.
El 15 de octubre de 2007 es galardonado con el Premio Planeta por su novela autobiográfica El mundo, unas memorias de infancia, casi de adolescencia, que cuentan la historia de un muchacho que vive en una calle y cuyo sueño es escapar de esa calle.

El mundo
El autor nos pasea por su mundo. Nos lleva de la mano desde su niñez a la madurez y nos atrapa en esa calle, barrio, su mundo que también es el nuestro. Comienza con la observación asombrada del niño a su padre que, en su taller, diseña un bisturí eléctrico que cauteriza a la vez que corta. De la misma manera que la escritura cauteriza sus propias heridas. Sus rasgos personales, su timidez o su  soledad se exponen como parte de la novela de su vida. Con el paso del tiempo sus recuerdos son vistos con un modo irónico y divertido pero siempre inteligente.
En esta obra, premio Planeta 2007,se habla de la oscuridad de un tiempo de posguerra; de la vida callejera en la que el niño se las apaña; de la realidad gris, opaca, tras la que hay sorpresas; de la amistad y del amor, no correspondido; de las fantasías aventureras del niño, que no quiere renunciar a su necesidad; del sentimiento de soledad y de desamparo, de esa muerte propia que ya llega, que siempre llega; y se habla, en fin, de la desaparición de los padres, el hecho atroz con el que hay que cargar con las cenizas de una incineración. Porque vivir es, en efecto, carbonizarse. Son asuntos que Millás ha tratado en sus obras e incluso en sus colaboraciones periodísticas que,son auténticas fiestas.