Comentarios a "La importancia de llamarse Ernesto"
Junto a la lectura de "La importancia de llamarse Ernesto" también se ha realizado la de "El abanico de Lady Windermere"
El autor:
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La obra:
Son obras con condimentos románticos, mensajes de vida, equívocos, pecados y culpas que logran redención, una exposición del manual de las “buenas maneras”, pero no de los buenos sentimientos. Un mundo de apariencias, donde los modales se anteponen a las morales.
Con un lenguaje ágil, inteligente, fresco y exportable a toda época, Oscar Wilde nos da una lección de cómo hacer teatro, de rápido ingenio, de profunda crítica. Lo importante no esta en la trama, todo es previsible. Lo verdaderamente importante está en cada párrafo, en cada frase, en cada palabra.
En 1895, en la cima de su carrera, se convirtió en la figura central del más sonado proceso judicial del siglo, que consiguió escandalizar a la clase media de la Inglaterra victoriana al ser arrestado. ]Wilde, que había mantenido una íntima amistad con Lord Alfred Douglas (conocido como Bosie), fue acusado por el padre de éste, el marqués de Queensberry, de sodomía. Se le declaró culpable en el juicio, celebrado en mayo de 1895, y, condenado a dos años de trabajos forzados, salió de la prisión arruinado material y espiritualmente. Su peripecia en prisión fue descrita en la obra De Profundis, extensa carta llena de resentimiento dirigida a Lord Alfred Douglas al final de su estancia en prisión. Con una prosa descarnada, y sin florituras literarias, este sobrecogedor documento humano constata el fracaso del amor.
Desengañado de la sociedad inglesa, Wilde pasó el resto de su vida en París, bajo el nombre falso de Sebastian Melmoth. Allí, y de la mano de un sacerdote irlandés de la Iglesia de San José, se convirtió al catolicismo, fe en la que murió.