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22 enero 2014

"La lluvia amarilla" de Julio Llamazares


El autor

Julio Llamazares, es un escritor y periodista español que nació en el desaparecido pueblo leonés de Vegamián el 28 de marzo de 1955 donde su padre Nemesio Alonso trabajaba como maestro nacional poco antes de que la localidad quedase inundada por el embalse del Porma. Aunque nació accidentalmente en Vegamián, su familia procede del pueblo leonés de Mata de la Bérbula (también llamada La Matica), ubicado en la cuenca del río Curueño y cuya descripción está recogida en su libro de viajes El río del olvido.
Tras la destrucción del pueblo de Vegamián se muda con su familia al pueblo de Olleros de Sabero. La infancia en ambos pueblos marca, en adelante, parte de su obra. Licenciado en Derecho, abandonó el ejercicio de la profesión para dedicarse al periodismo escrito, radiofónico y televisivo en Madrid, donde reside actualmente.
En 1988 publicó La lluvia amarilla. Finalista al Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Narrativa.
La obra de Julio Llamazares se caracteriza por su intimismo, el uso de un lenguaje preciso y el exquisito cuidado en las descripciones.
Julio Llamazares afirma que su visión de la realidad es poética. Su forma de escribir está muy pegada a la tierra, podríamos decir que es un escritor romántico en el sentido original, que es el de la conciencia de escisión del hombre con la naturaleza, de la pérdida de una edad de oro ficticia porque nunca ha existido.

La obra

Una de las obras más inquietante y, que recuerda a Pedro páramo de Rulfo, donde la soledad y el frío del cuerpo y del alma son sentidas por el lector. La lluvia amarilla es el monólogo del último habitante de un pueblo abandonado del Pirineo aragonés. Entre «la lluvia amarilla» de las hojas del otoño que se equipara al fluir del tiempo y la memoria, o en la blancura alucinante de la nieve, la voz del narrador, a las puertas de la muerte, nos evoca a otros habitantes desaparecidos del pueblo, que lo abandonaron o murieron, y nos enfrenta a los extravíos de su mente y a las discontinuidades de su percepción en el villorio fantasma del que se ha enseñoreado la soledad.
En el pueblo de Ainielle ya sólo quedan Andrés y Sabina. Poco a poco el matrimonio se ha visto obligado a ver cómo los demás habitantes, espoleados por la miseria o por la promesa de un mundo mejor, han abandonado gradualmente las duras condiciones de vida. Una noche, sin embargo, Andrés descubre a Sabina ahorcada en el molino. Ahora ya no queda nadie que pueda llevar con él el peso insoportable del pasado.