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16 diciembre 2015

"El baile" y "Nieve en otoño" de Irene Nemirovsky

IRÈNE NÉMIROVSKY (Kiev, Ucrania, 1903 - Auschwitz, Polonia, 1942). Hija única de un próspero banquero judío, recibió una educación esmerada (aprendió francés, ruso, polaco, inglés, vasco, finés y yidis), aunque tuvo una infancia infeliz y solitaria. Tras huir de la revolución bolchevique, su familia se estableció en París en 1919, donde Irène obtuvo la licenciatura de Letras en la Sorbona.
Luego de publicar El malentendido (1926) y Un niño prodigio (1927), la aparición de su novela David Golder (1929) le abrió las puertas de la celebridad. Le siguieron, entre otras, El baile (1930), Las moscas del otoño —traducida también como Nieve en otoño— (1931), El caso Kurílov (1933), El vino de la soledad (1935), Jezabel (1936) y Los perros y los lobos (1940).
Pero la Segunda Guerra Mundial marcaría trágicamente su destino. Denegada en varias ocasiones por el régimen de Vichy su solicitud de nacionalidad francesa, en 1942 fue deportada al campo de concentración de Auschwitz, igual que su esposo, Michel Epstein. Murió de tifus poco después.
Sesenta años más tarde, el azar quiso que el nombre de Irène Némirovsky regresara al primer plano de la actualidad literaria con el enorme éxito de Suite francesa, su obra cumbre descubierta casualmente por sus hijas y publicada en 2004. Galardonada con el Premio Renaudot —otorgado por primera vez de forma póstuma—, fue aclamada por la crítica y relanzó el interés por una autora que se sitúa sin duda entre los grandes escritores franceses del siglo XX.

El baile
Instalados en un lujoso piso de París, los Kampf poseen todo lo que el dinero puede comprar, excepto lo más difícil: el reconocimiento de la alta sociedad francesa. Así pues, con el propósito de obtener el codiciado premio, preparan un gran baile para doscientos invitados, un magno acontecimiento social que para el señor y la señora Kampf supondrá, respectivamente, una excelente inversión y la soñada apoteosis mundana. Pero no todos comparten el mismo entusiasmo. Antoinette, de catorce años, observa con amargura los agitados preparativos del baile y siente que ha llegado la ocasión de enfrentarse a su madre, afirmarse a sí misma y realizar su propia entrada en la edad adulta. Con un breve gesto, tan impulsivo como espontáneo, provoca una situación absurda que culminará en un final dramático y revelador.
Némirovsky condensa en pocas páginas (45) una historia donde la difícil relación madre-hija y el ansia de reconocimiento social se funden con la pasión por la vida y la búsqueda de la felicidad.

Nieve en otoño
La anciana Tatiana Ivanovna ha dedicado toda su vida a servir a sus señores, los Karin, a quienes ha visto nacer y crecer en la mansión de Sujarevo, en las inmediaciones de Moscú. Cuando la familia se ve obligada a huir por la Revolución de Octubre, la fiel criada termina por reunirse con ellos en París, donde, a pesar de que los Karin han perdido su posición social y su fortuna, continúa a su servicio en el modesto apartamento en que residen. Supervivientes de un mundo perdido, los Karin y su sirvienta necesitarán olvidar para salir adelante, pero la vieja Tatiana nunca deja de soñar con su tierra natal, ni de sufrir para adaptarse a la vida en un lugar donde las primeras nieves no llegan hasta pasado el otoño.
Irène Némirovsky tiene un talento especial para observar y captar los detalles más reveladores de la intimidad de sus personajes. Escueto y precioso relato.