"Juegos de la edad tardía" de Luis Landero
Luis Landero nació en Alburquerque, Badajoz, el 25 de marzo de 1948, en el seno de una familia
Landero es uno de los grandes narradores de la literatura española contemporánea, la aparición de su primera novela Juegos de la edad tardía, publicada en 1989, fue un acontecimiento en el mundo de las letras y recibió una extraordinaria acogida por parte de la crítica y del público. Galardonada con el Premio de la Crítica y el Premio Nacional de Literatura, Juegos de la edad tardía convirtió a Landero en un nombre fundamental de la narrativa en español y le dio un prestigio que la escasez de su obra no ha mitigado.
Luis Landero compagina la ficción con el periodismo, que le lleva a obtener el Premio Mariano José de Larra por ¡A aprender al asilo! en 1992. Posteriormente publica Caballeros de fortuna y El mágico aprendiz, novela con la que obtiene el Premio Extremadura a la Creación en el año 2000. Dos años más tarde publica El guitarrista y, en 2008, queda finalista en el Premio Nacional de Narrativa Dulce Chacón con la obra Hoy, Júpiter. Al año siguiente vio la luz su obra Retrato de un hombre inmaduro.
Landero, admirador de los clásicos, de la novela del siglo XIX, desde Stendhal a los rusos, de Flaubert a Dickens, de Cervantes y Valle, escribe con un estilo lleno de precisión y, al mismo tiempo, de hallazgos verbales. La inspiración cervantina en su obra se ve acompañada, como se ha puesto de manifiesto sobre todo con respecto a su segunda novela, por la influencia del mejor realismo mágico latinoamericano.
Su breve obra (traducida al francés, alemán, holandés, noruego, griego, sueco, danés y japonés, entre otras lenguas) ha sido suficiente para confirmar un talento ampliamente reconocido de un escritor de profunda vocación y personalísimo estilo, fascinado por la precisión y el lenguaje.
En su honor se dio nombre al Certamen Literario de Narraciones Cortas Luis Landero, que se convoca a nivel internacional para todos los alumnos de secundaria de los países hispano parlantes.
La obra:
Juegos de la edad tardía es una hilarante historia con fondo quijotesco que el autor deja entrever a lo largo de la obra y donde nada de ello falta como principio estructural de esta novela. Admirador de García Márquez, el autor deja innumerables trazas de "Cien años de soledad".
Los anhelos de una vida amorosa e intelectual inquieta que Gregorio alimentó en su juventud se habían esfumado cuando, convertido ya en un oficinista gris, conoce un día por teléfono a Gil , hombre modesto, maduro también, quien, tras largos años de exilio, acabó idealizándolo todo en mitos anacrónicos. Gil necesita a toda costa a un héroe-artista al que adherirse y, lentamente, consigue resucitar en Gregorio sus sueños juveniles y el deseo de convertirse en esa figura simbólica. Y ha lugar la metamorfosis de Gregorio en Faroni , personaje que ninguno de los dos nunca logró ser —ingeniero y poeta, triunfador, culto, políglota, apuesto, audaz en el amor, «progre», pero patética caricatura del artista trasnochado—. Cuando Gil va por fin a conocer a Gregorio , éste ya no puede volver atrás: Estos dos adolescentes otoñales han tejido una telaraña que no los deja salir, y fortificado el uno por el otro, ya no pueden sino fundirse para siempre en Faroni. TREMENDA Y MARAVILLOSA y...."todavía es demasiado tarde"
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