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20 junio 2007

Comentarios a "Señorita"

La obra y sus personajes

La Obra: Señorita
Editorial Planeta 448 páginas

El Autor
Juan Eslava Galán
Juan Eslava Galán nació en Arjona (Jaén) en 1948, se licenció en Filología Inglesa por la Universidad de Granada y posteriormente estudió en el Reino Unido. En 1983 se doctoró en Filosofía y Letras con una tesis sobre historia medieval. Historiador, ensayista y traductor, ha publicado más de treinta libros, entre los que destacan los ensayos Los templarios y otros enigmas medievales, El fraude de la Sábana Santa y las reliquias de Cristo y Amor y sexo en la antigua Grecia. En la colección “Los Reyes de España” ha publicado Los Reyes Católicos. Entre sus novelas destacan En busca del unicornio (Premio Planeta 1987), Guadalquivir, Catedral, El comedido hidalgo (Premio Ateneo de Sevilla 1991), Statio Orbis y Señorita (Premio de novela Fernando Lara 1998).



Personajes:
Carmen Albaida, modistilla sevillana
Rudolf von Balke, aristócrata y piloto alemán.
Lorenzo Torres Cabrera, fascista sevillano.
Yuri Petrovich Antonov, piloto ruso.
Martin Bauer, tio de Rudolf afincado en Sevilla.
Otros personajes reales y de ficción de la época.

Sinopsis: Desde los años 1936 a 1945 la vida profesional y sentimental de los protagonistas de esta novela se cruzan formando la trama. La guerra civil española permitió a otros países experimentar con sus planes de conquista y probar la eficacia de sus armas militares. Hitler envió a España su arma secreta más preciada: el Stuka, un avión de bombardeo en picado. El Servicio Secreto Soviético, interesado en la capacidad del aparato, instruye a una muchacha española, Carmen (modistilla sevillana a la que han violado después de asesinar a su familia), para que seduzca al capitán Rudolf von Balke, jefe de la operación y miembro de la aristocracia. Al mismo tiempo, envía a España al piloto Yuri Antonov, antiguo amigo de Von Balke, que recibirá el apoyo de un pintoresco comando de milicianos españoles.
Años después, Carmen, la increible joven española, busca entre las ruinas del Berlín de la posguerra el rastro del hombre al que, pese a todo, amó.
La acción, que se desarrolla entre Alemania, Rusia y Sevilla (con alusión a lugares y personajes conocidos), es ágil y con numerosos saltos de espacio y tiempo bien hilvanados que ponen al lector en situación como si se tratase de guión cinematográfico.
Los personajes bien construidos, aunque en muchos casos poco creíbles, se ven envueltos en numerosas aventuras: el amor, la pasión, la ambición, el heroísmo, la mentira y el horror de la guerra se dan la mano y mantienen a los personajes conectados a lo largo del relato.
El lenguaje sencillo, fácil y ágil con referencias históricas acertadas, está acompañado de chispa de ironía y humor que hacen fácil y amena la lectura.
Hasta aquí el guión, pero... ¿es un guión de cine?. Siguiendo con el símil cinematográfico se puede decir que la novela debe ser la película completa donde la intervención del director y toda la producción confieren al conjunto su cualidad de obra completa ya modificado el guión por la interpretación, la fotografía, los planos... es decir, se le han añadido los sentimientos que se notan ausentes en “Señorita”. Ni siquiera la descripción de los lugares para situar al lector en los distintos sitios y época es acertada. Da la impresión que el autor deja estos pormenores al criterio del lector y que cada cual construya la novela con su fantasía.
El narrador es conocedor de todos los hechos y el lector los siente como previsibles. Escrita en tercera persona y con exceso de diálogos describe, brevemente, las situaciones de forma monótona y sin apenas diferencia en el lenguaje de los distintos personajes aunque su procedencia educacional sea muy diferente.

Sevilla 23/06/2007

01 junio 2007

Oscar Wilde



Óscar Wilde

Nace el 16 de octubre de 1854 en Dublín, Irlanda.
Muere en 1900 en París, Francia

Poeta, dramaturgo, novelista, crítico literario y ensayista irlandés. Es uno de los escritores más brillantes de la época victoriana y de la literatura universal.
Nacido en Dublín el 16 de octubre de 1854, fue la de Oscar Wilde una familia culta y liberal. Su madre, Jane Elgee, traducía a Dumas y escribía versos; su padre, también con inquietudes literarias, era conocido principalmente como ocultista.
A los 20 años gana la medalla de oro Berkeley por su trabajo en griego sobre los poetas griegos y recibe una beca por cinco años para estudiar en el Magdalen College de Oxford.
Dos años más tarde logra el primer premio en literatura griega y latina y publica su versión de un pasaje de Las nubes de Aristófanes, la poesía Coro de vírgenes de las nubes. Realiza un viaje a Grecia con su parte de la herencia paterna. Gana el primer premio en los exámenes finales de curso y el galardón Newdigate con el poema Rávena. A los 24 años obtiene el título de Bachelor of Arts.
La originalidad de sus temas y el estilo depurado se refleja en piezas como
El retrato de Dorian Gray, una novela sobre la experiencia de un vicioso exquisito, de juventud inalterable, al que un retrato oculto va dando cuenta de la huella que dejan en sus facciones sus corrupciones y vicios, y El fantasma de Canterville. Sus versos y artículos se publican en revistas de Londres, Dublín, Nueva York y París y las obras teatrales adquieren tal éxito que se representan en salas de Europa.
En 1882 Wilde se instala en París. En la capital francesa, al igual que en Londres, es una de las grandes personalidades de los cenáculos artísticos y literarios. El gran mundo, la misma alta sociedad que le condenará tras el escándalo, le admira. Sus detractores aseguran que todo su mérito radica en su pintoresquismo, pero lo mismo dijeron de Byron, con quien la comparación surge inevitable.
Es en Francia donde termina sus primeros dramas: Vera o los nihilistas y La duquesa de Padua. Otra vez en Inglaterra, se casa en 1884 con Constance Lloyd. La unión será efímera. Con el primer embarazo, el poeta se cansa de su mujer. Aún así, la pareja engendrará un segundo hijo.
Incursiona en el teatro con
El abanico de Lady Windermere, La importancia de llamarse Ernesto, La duquesa de Padua, Una mujer sin importancia, Un marido ideal, La importancia de ser formal, Vera o los Nihilistas, entre otras.
Atiende invitaciones de Estados Unidos y Canadá para dictar conferencias sobre arte y literatura, de las que se conocen El renacimiento del arte inglés, A los estudiantes de arte, El arte y el artesano y El decorado del hogar.
Escribe novelas y cuentos como El crimen de Lord Arturo Savile, El ruiseñor y la rosa, El príncipe feliz, La piel de naranja , La esfinge sin secreto. Ensayos muy importantes como La decadencia de la mentira, La verdad de las máscaras, Pluma, lápiz y veneno y El crítico artista. Entre los numerosos artículos que publica en revistas de Europa y Estados Unidos se cuentan Impresiones de Yanquilandia, La invasión americana, Los modelos en Londres y Otras ideas radicales sobre la reforma del traje.
1895 es otro año crucial en la biografía de Wilde, ya que estrena Un marido ideal y La Importancia de llamarse Ernesto. Es también entonces cuando le retrata Toulouse-Lautrec y cuando escuchará los últimos aplausos.
Tras ser acusado de sodomita por el marqués de Queensberry, con cuyo hijo mantenía una relación homosexual, es condenado a dos años de cárcel. Mientras está en prisión se estrena en París
Salomé (1896) y sus acreedores venden todos sus bienes. En su producción lírica profunda e intimista, se destacan la Balada de la cárcel de Reading, extenso poema autobiográfico en el que justifica su estancia en la cárcel y la póstuma De profundis.
Recobrada la libertad, despreciado por la sociedad inglesa, se instala en su querido París. Se dispone a iniciar una nueva vida bajo el nombre de
Sebastian Melmoth, en homenaje al protagonista de la novela de Maturin.
Enfermo de meningitis muere el 30 de noviembre de 1900 acompañado por unos pocos amigos y en la indigencia que le acarrea el tiempo pasado en prisión.

Citas célebres

La única ventaja de jugar con fuego es que aprende uno a no quemarse.

A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.

Un hombre puede ser feliz con cualquier mujer mientras que no la ame.

No hay nada como el amor de una mujer casada. Es una cosa de la que ningún marido tiene la menor idea.

Las mujeres han sido hechas para ser amadas, no para ser comprendidas.

No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo.

Uno debería estar siempre enamorado. Por eso jamás deberíamos casarnos.

Perdona siempre a tu enemigo. No hay nada que le enfurezca más.

Si usted quiere saber lo que una mujer dice realmente, mírela, no la escuche.

Estoy convencido de que en un principio Dios hizo un mundo distinto para cada hombre, y que es en ese mundo, que está dentro de nosotros mismos, donde deberíamos intentar vivir.

Para la mayoría de nosotros, la vida verdadera es la vida que no llevamos

Sólo podemos dar una opinión imparcial sobre las cosas que no nos interesan, sin duda por eso mismo las opiniones imparciales carecen de valor

Hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen de ti, y es que no hablen de ti

Es absurdo dividir a la gente en buena y mala. La gente es tan sólo encantadora o aburrida

La gente enseña para disimular su ignorancia, lo mismo que sonríe para ocultar sus lágrimas.

No hay cosa que más se parezca a la inconsciencia que la indiscreción