J. M. Coetzee
Este autor ha llegado a nuestro club por recomendacion de Isabel , a quien recordamos y agradecemos su ayuda.
John Maxwell Coetzee (Ciudad del Cabo, 9 de febrero de 1940) es un escritor sudafricano. El 10 de diciembre de 2003 (anunciado el 2 de octubre) fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura, convirtiéndose así en el cuarto africano que lo recibe.
Pasó su infancia y su primera etapa formativa en la provincia de El Cabo. Se licenció en matemáticas e inglés en la Universidad de Ciudad de El Cabo. A comienzos de los años 60 se desplazó a Londres (Inglaterra), donde trabajó durante algún tiempo como programador informático. Dejó constancia de esta etapa de su vida en su novela Juventud (2002). Dio clases de lengua y literatura inglesas en la Universidad de Búfalo (EE UU) hasta 1983. En 1984 volvió a Sudáfrica donde ejerció la docencia hasta su retiro en el año 2002. En la actualidad desempeña funciones de investigador en el Departamento de inglés de la Universidad de Adelaida (Australia). Recibió la nacionalidad Australiana, sin que ello según él le aleje de Sudáfrica, su lugar de nacimiento y donde transcurre gran parte de su obra.
Fue el primer escritor galardonado en dos ocasiones con el Premio Booker (el más prestigioso de la literatura en lengua inglesa), por Vida y época de Michael K. (1983) y Desgracia (1999), que trata acerca de un profesor de literatura marginado del mundo por acoso sexual. En sus obras, marcadas por un estilo simbólico y metafórico, cuestiona el régimen del apartheid y cualquier tipo de racismo, y explora sus negativas consecuencias en el hombre y en la sociedad.
Comentario a su obra
Por los libros del surafricano J. M. Coetzee (Ciudad del Cabo, 1940) hay que pagar dos veces: una, al adquirirlos; otra, al leerlos. El precio más elevado es el segundo: el desasosiego, el malestar, el dolor incluso. Adentrarse en sus novelas, en sus ensayos supone sumergirse en un territorio tenebroso, el de los rincones más oscuros del alma humana, allá de donde es muy difícil escapar, o de donde, lisa y llanamente, no hay salida. Él quiere hacer daño, aunque su objetivo sea, tal vez, la redención a través del conocimiento de uno mismo. (De El Pais en su suplemento Babelia)
Coetzee es, sin más, un escritor que día a día se parapeta entre miles de palabras y libros para contar el drama que ha vivido como testigo y protagonista; que susurra al oído de nuestra sordera cosas ya dichas con vehemencia por el hombre en su trágico trajín: que nuestro mundo agoniza; que nosotros -los habitantes de este entorno- nos odiamos sin remedio; que la palabra nos salva, si acaso, del suicidio...
Coetzee escribió a finales de los setenta una novela que a la postre se convirtió en una seña de identidad de su literatura, "En medio de ninguna parte", un libro que llevó a este lector a reflexiones y sensaciones de imposible retorno. Una obra que transpira inspiración, humanidad, genio y desazón
Pasó su infancia y su primera etapa formativa en la provincia de El Cabo. Se licenció en matemáticas e inglés en la Universidad de Ciudad de El Cabo. A comienzos de los años 60 se desplazó a Londres (Inglaterra), donde trabajó durante algún tiempo como programador informático. Dejó constancia de esta etapa de su vida en su novela Juventud (2002). Dio clases de lengua y literatura inglesas en la Universidad de Búfalo (EE UU) hasta 1983. En 1984 volvió a Sudáfrica donde ejerció la docencia hasta su retiro en el año 2002. En la actualidad desempeña funciones de investigador en el Departamento de inglés de la Universidad de Adelaida (Australia). Recibió la nacionalidad Australiana, sin que ello según él le aleje de Sudáfrica, su lugar de nacimiento y donde transcurre gran parte de su obra.
Fue el primer escritor galardonado en dos ocasiones con el Premio Booker (el más prestigioso de la literatura en lengua inglesa), por Vida y época de Michael K. (1983) y Desgracia (1999), que trata acerca de un profesor de literatura marginado del mundo por acoso sexual. En sus obras, marcadas por un estilo simbólico y metafórico, cuestiona el régimen del apartheid y cualquier tipo de racismo, y explora sus negativas consecuencias en el hombre y en la sociedad.
Comentario a su obra
Por los libros del surafricano J. M. Coetzee (Ciudad del Cabo, 1940) hay que pagar dos veces: una, al adquirirlos; otra, al leerlos. El precio más elevado es el segundo: el desasosiego, el malestar, el dolor incluso. Adentrarse en sus novelas, en sus ensayos supone sumergirse en un territorio tenebroso, el de los rincones más oscuros del alma humana, allá de donde es muy difícil escapar, o de donde, lisa y llanamente, no hay salida. Él quiere hacer daño, aunque su objetivo sea, tal vez, la redención a través del conocimiento de uno mismo. (De El Pais en su suplemento Babelia)
Coetzee es, sin más, un escritor que día a día se parapeta entre miles de palabras y libros para contar el drama que ha vivido como testigo y protagonista; que susurra al oído de nuestra sordera cosas ya dichas con vehemencia por el hombre en su trágico trajín: que nuestro mundo agoniza; que nosotros -los habitantes de este entorno- nos odiamos sin remedio; que la palabra nos salva, si acaso, del suicidio...
Coetzee escribió a finales de los setenta una novela que a la postre se convirtió en una seña de identidad de su literatura, "En medio de ninguna parte", un libro que llevó a este lector a reflexiones y sensaciones de imposible retorno. Una obra que transpira inspiración, humanidad, genio y desazón
2 comentarios:
Isabel nos invitó a pasar unos días con Coetzee, y para mi, ha sido una experiencia impresionante. Es la magia de lo inexplorado, la sorpresa de abrir las páginas de un libro sin saber lo que vas a encontrar, de tesoros de palabras escondidos, de subirte a un barco con un pirata de letras, desconocido. Un corsario que te llevará a territorios peligrosos, lugares al filo del mundo, para proveerte de emociones, sentires, inquietudes y terrores, con el fin de estremecer tu interior. Es un viaje inédito, misterioso, pero a veces hay que apostar. Un verdadero desafío, un nuevo descubrimiento, y en este caso ha sido un auténtico acierto. Su obra es un “plasmar” de realidades atroces. Va directa al grano, sin detalles, sin melodrama excesivo, cortante, parca hasta emocionar. Reflexiones que mutilan, hieren y empobrecen el mundo. Sus personajes son seres desesperanzados, que pasean por míseros callejones y se comen la pringue de la vida, se hartan de soledad. Libros que se disfrutan y se padecen.
Imposible hacer un comentario que defina mejor la literatura de este autor.
Literatura de abrirse las venas.
Enhorabuena, querida anonima.
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