Comentarios a "Desgracia"
El autor, la obra y sus personajes
El autor: J. M. Coetzee
Un comentario sobre el autor ya se trajo a estas páginas.
Pulsar aquí para ver
La obra: Desgracia
Coetzee se instala el su escritorio y con suavidad, sin prisa pero también si pausa, nos lleva de la mano al confín duro y tenebroso del alma humana; a ese espacio donde nos hablamos de nuestra vanidad, debilidades, vergüenzas, orgullos, pecados y pasiones; a ese entorno próximo que todos reconocemos pero que no nos gusta mirar. Y lo hace con brillante maestría y elegancia, con ese peculiar estilo, sin necesidad de detalles ni melodrama, parco en palabras y extenso en mensaje con que los grandes maestros de la literatura saben contarnos lo que ven, lo que perciben en su entorno y de lo que son testigos.
En esta novela Coetzee juega a ser un provocador, tremendo provocador, que sitúa al lector en el ojo de un huracán de reflexiones que a nadie deja impasible, causa inquietud y desasosiego, nos quita la pereza y nos inyecta una tensión que nos impide dejar de leer un relato que va directo al corazón, quiere hacer daño, provocar dolor... y consigue alcanzar su objetivo sin lugar a la compasión.
David Curie, profesor de lengua en una Universidad de Ciudad el Cabo, divorciado dos veces y con una hija, es acusado de acoso sexual por una alumna. Admite haber tenido relaciones consentidas con dicha alumna pero ya ha sido juzgado por la sociedad y se niega a defenderse de lo que no ha cometido. Expulsado de la cátedra cambia su domicilio a la provincia Sudafricana de Cafrería donde su hija tiene una granja.
Intenta adaptarse a un medio absolutamente desconocido en el que no entiende ni siquiera el uso del lenguaje y en el que su hija ya está inmersa. Las diferencias entre el mundo de donde proviene y el actual son notorias desde el primer momento: primitivismo, apartheid, diferencias por raza, origen y cultura llevan al protagonista a no entender lo que ocurre a su rededor.
Un hecho de extrema violencia como es un robo con maltrato y violación de su hija es la guinda que el autor pone en esa tarta para reflexionar sobre la naturaleza humana, sobre su capacidad de adaptación a las dificultades que le sobrevienen al hombre y nos susurra al oído nuestras sombras, la hipocresía con la que nos comportamos, nuestras miserias del alma, el primitivo que, en definitiva, todos llevamos en nuestro interior. La adaptación al medio que le rodea es la única y última solución antes que el suicidio.
Novela inolvidable, literatura que agita y que no deja a ningún lector impasible.
Sevilla 10/12/2008
Coetzee se instala el su escritorio y con suavidad, sin prisa pero también si pausa, nos lleva de la mano al confín duro y tenebroso del alma humana; a ese espacio donde nos hablamos de nuestra vanidad, debilidades, vergüenzas, orgullos, pecados y pasiones; a ese entorno próximo que todos reconocemos pero que no nos gusta mirar. Y lo hace con brillante maestría y elegancia, con ese peculiar estilo, sin necesidad de detalles ni melodrama, parco en palabras y extenso en mensaje con que los grandes maestros de la literatura saben contarnos lo que ven, lo que perciben en su entorno y de lo que son testigos.
En esta novela Coetzee juega a ser un provocador, tremendo provocador, que sitúa al lector en el ojo de un huracán de reflexiones que a nadie deja impasible, causa inquietud y desasosiego, nos quita la pereza y nos inyecta una tensión que nos impide dejar de leer un relato que va directo al corazón, quiere hacer daño, provocar dolor... y consigue alcanzar su objetivo sin lugar a la compasión.
David Curie, profesor de lengua en una Universidad de Ciudad el Cabo, divorciado dos veces y con una hija, es acusado de acoso sexual por una alumna. Admite haber tenido relaciones consentidas con dicha alumna pero ya ha sido juzgado por la sociedad y se niega a defenderse de lo que no ha cometido. Expulsado de la cátedra cambia su domicilio a la provincia Sudafricana de Cafrería donde su hija tiene una granja.
Intenta adaptarse a un medio absolutamente desconocido en el que no entiende ni siquiera el uso del lenguaje y en el que su hija ya está inmersa. Las diferencias entre el mundo de donde proviene y el actual son notorias desde el primer momento: primitivismo, apartheid, diferencias por raza, origen y cultura llevan al protagonista a no entender lo que ocurre a su rededor.
Un hecho de extrema violencia como es un robo con maltrato y violación de su hija es la guinda que el autor pone en esa tarta para reflexionar sobre la naturaleza humana, sobre su capacidad de adaptación a las dificultades que le sobrevienen al hombre y nos susurra al oído nuestras sombras, la hipocresía con la que nos comportamos, nuestras miserias del alma, el primitivo que, en definitiva, todos llevamos en nuestro interior. La adaptación al medio que le rodea es la única y última solución antes que el suicidio.
Novela inolvidable, literatura que agita y que no deja a ningún lector impasible.
Sevilla 10/12/2008