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30 octubre 2009

"Últimas tardes con Teresa", de Juan Marsé.

El autor
Juan Marsé Carbó, nacido Juan Faneca Roca (8 de enero de 1933) (Distintos biógrafos sitúan su nacimiento en Barcelona y otros en Porcuna), es un novelista español de la llamada Generación de los 50, concretamente de la denominada Escuela de Barcelona. Marsé recibió el Premio Cervantes en su edición de 2008, lo que muchos interpretaron como un reconocimiento general a esta generación de escritores.
¿Nació en Porcuna? Tras la muerte de su madre en el parto, es adoptado por el matrimonio Marsé, de quienes toma el apellido. Sin terminar sus estudios, se dedicó desde la adolescencia al oficio de joyero. Trabajó durante algún tiempo en la revista Arcinema. En 1959 obtuvo su primer premio literario, el Sésamo de cuentos por su relato Nada para morir y dos años más tarde publicó su primera novela Encerrados con un solo juguete.
Se casa en 1966 con Joaquina Hoyas, de la que tendrá dos hijos, Alejandro y Berta; en este mismo año publica la novela La oscura historia de la prima Montse, donde encontramos las claves del universo literario que ha seguido cultivando hasta el presente.
La década de los 90 supone la consagración definitiva del escritor barcelonés. En 1990 recibe Premio Ateneo de Sevilla por El amante bilingüe.

Su obra

http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Mars%C3%A9#Obras
Adaptaciones cinematográficas
http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Mars%C3%A9#Adaptaciones_cinematogr.C3.A1ficas

La obra

Toda novela es hija de un tiempo y un lugar, eso es cosa sabida. Pero ésta lo es en grado sumo, pese a sus limitaciones, que son muchas. La novela aparece en 1966, pero los hechos que se narran tienen lugar diez años antes. Y no por casualidad. En mi opinión, Marsé debió sentirse impresionado por la revuelta estudiantil que tuvo lugar en Madrid en el mes de febrero de 1956, a la que, por cierto, se alude en la novela, y que significó una importante inflexión en la historia del Franquismo: por primera vez, los hijos de los vencedores en la Guerra Civil se enfrentaban a sus papás y al régimen que habían contribuido a crear. Esto, por lo que se refiere al marco histórico en que aparece la obra. Pero, obviamente, una novela es algo más que eso. Y aquí es donde vienen los problemas. Los personajes no se definen por sí mismos, lo que sabemos de ellos depende sólo de lo que el autor quiere que sepamos, con lo que quedan desprovistos de identidad, en lugar de haber permitido que se expresen a través de los diálogos, que, por lo demás, son simples, primarios y elementales. En suma, estas criaturas carecen de vida propia. Acaso por esta misma razón, la relación entre el "Pijoaparte" y Teresa se nos antoja inverosímil, cosa que el mismo narrador reconoce cuando nos advierte que el abismo cultural entre ambos era muy grande. Pero no hacía falta : ¿alguien se imagina un diálogo sentimental entre El Carmelo y San Gervasio, por muy apetecible que esté el "Pijoaparte" y muy deseosa de perder su virginidad que se encuentre Teresa? La visión del mundo estudiantil se basa en prejuicios e ideas primarias, lo que parece injusto, por mucha inocencia y simpleza que hubiera en aquellas cenáculos universitarios de iluminados que, mediante discusiones sobre el sexo de los ángeles, pretendían derrocar el Franquiasmo. Da la impresión de que Marsé, obrero él mismo, estuviese ejecutando una vendeta, un ajuste de cuentas con un estamento con el que no simpatizaba, él sabrá por qué. Y es que, tengo la impresión, de que el autor parte de un estereotipo: obreros buenos, sanotes y abnegados, frente a estudiantes superficiales, parásitos y desclasados.De todo ello se derivan personajes previsibles y acartonados. En suma una novela, si no mala, sí perfectamente prescindible. ¿Qué por qué Marsé ha recibido el Premio Cervantes?. Me temo que para responder a esta pregunta hay que prescindir de consideraciones de tipo literario y acudir a otras que poco o nada tienen que ver con la excelencia narrativa de un autor. Pero esto no debe escandalizarnos. Lo mismo ocurre con el Nobel. Por cierto, ¿para cuándo el premio a Vargas Llosa?

8 comentarios:

Rafael dijo...

En efecto, la novela es perfectamente prescindible. No motiva, ni emociona y tampoco retrata a la época ni a la sociedad que describe, perdiendo la oportunidad de hacer un retrato social, que si bien la censura habría tachado, si que se podría haber incluido en la edición revisada. Es cierto que saca a escena a personajes que sacaban tajada de los más necesitados y faltos de recursos (el Cardenal), emigrantes desubicados (Pijoaparte) que pretenden integrarse en una sociedad usando cualquier tipo de recurso o las hijas de aquellos que dedicándose a faenas agrícolas trabajan en el servicio doméstico (Maruja),... pero a unos y otros los hace carecer de vida propia siendo el autor quién habla por ellos, les roba la expresión a la vez que los ningunea.
Pero hay en el magnífico comentario al libro que hace nuestro amigo José un juicio de valor en el que no estoy de acuerdo. Afirma que “.....por mucha inocencia y simpleza que hubiera en aquellas cenáculos universitarios de iluminados que, mediante discusiones sobre el sexo de los ángeles, pretendían derrocar el Franquismo”. Querido amigo: es muy atrevido tildar de inocentes y simples a los movimientos estudiantiles que fueron semilla de otros mucho más significativos que hubo en años posteriores y seguidos por insignes profesores como Aranguren, García Calvo o Tierno Galván y que han sido tratados por múltiples sociólogos. No eran más que jóvenes que prepararían el camino a una nueva generación dispuesta a enfrentarse a todo símbolo de autoridad y que no ‘discutían sobre el sexo de los ángeles’ sino más bien sobre el suyo propio y que, por supuesto, nada más lejos de su intención fuera querer derrocar al Franquismo...solo se trataba de ansias de libertad, que se les permitiera acceder a ‘otra nueva’ cultura, como leer a Camús, a Sartre y a tantos libros como había prohibidos o escuchar a Raimon o a Joan Baez y que por cualquiera de estas actividades podían ser perseguidos y encarcelados. Es cierto que aquellos estudiantes que se manifestaban eran poquísimos pero también es cierto que el número de estudiantes de la época era pequeño....y la sociedad estaba cargada de miedos por la represión y por la posible pérdida de algún beneficio o derecho: José mismo reconocía que no se manifestaba por miedo a perder la beca. Era una cobardía justificada la de la sociedad española de entonces como para soñar con derrocar al dictador.
Hay un trabajo excelente al respecto que recomiendo:
“Antropología de la educación y pedagogía de la juventud: procesos de enculturación” páginas 255 a 324

Anónimo dijo...

Me parece perfecto y muy respetable la opinion de mis compañeros de lecturas con respecto a esta obra,pero yo que la he leido sin profundizar tanto,me ha parecido una novela mas,que me ha entretenido,que cuenta una historia de amor y en ella hace un retrato mas o menos historico de la Barcelona de los años 50 y habla de las clases sociales

Paca dijo...

No me lo creo, siento decirlo pero no me lo creo. No analizo la novela como documento histórico, creíble e ilustrativo de un momento y unos años, no me ha convencido Marsé, su historia la siento cuento. El libro no es solo revuelta estudiantil, grises, ansias y política. Esta lleno de vidas y de personajes con sentimientos que podían dar y no dan. En ningún momento los he sentido vivos, ni a ellos ni a sus momentos. Pienso que el dialogo sentimental entre clases ha existido y existirá siempre, otra cosa es que tenga un bonito final. Yo leo para sentir, y querer convertirme en la mujer de una playa, en la que corre por un ideal, en la que deja la ventana abierta de noche por si acaso, en la que se arregla para un baile, en la que tropieza y resbala, en la que va de paquete en una moto, y nada, en ningún momento me he movido del sillón.
Siento la novela como un intento satírico, la encarnación ilusoria de la sociedad de una época. Entrañable en cuanto a que enfrenta dos mundos diferentes y opuestos, pero en ningún momento ha latido el libro en mis manos, carente completamente de cualquier tipo de inquietud o de emociones. Algunos párrafos intentan ser románticos o nostálgicos, pero no lo consigue, sin embargo demuestra una buena dosis de amargura. Un libro frío, solo un peso en letras, que yo dejaría a un lado si tuviera que correr delante o al lado de los grises. No merece la pena llevarlo.

Rafael dijo...

Creo que llevas mucha razón, comunicante anónimo.
Varios lectores dieron su aprobación a la novela y quizás algunos le estemos dando un análisis demasiado profundo y social cuando acaso ni el autor lo pretendió. La novela entretiene y cuenta una bonita historia de amor que pudo ser y no fue y otra que fue aun cuando el conquistador "trepa" erró en su objetivo.
Si es cierto que el autor emplea un vocabulario machista y vejatorio. Quizás era lenguaje de aquella época pero es "SU" lenguaje y no el de sus personajes y, si revisó la obra, debió haberlo hecho al completo.

José Raya Téllez dijo...

Me parece que se anima el cotarro. Porque nada justifica tanto la existencia de un club de lectura como el que se discuta sobre una obra leída. Por esta razón es por lo que desearía hacer alguna objeción al enjundioso comentario de mi contertulio Rafael. Para empezar, yo no minusvaloro el movimiento estudiantil de la época. El que lo hace es Marsé, ignoro por qué razón, aunque tengo mis ideas al respecto. Pero yo hablo de lo que conocí, y lo que conocí no pasaba de cenáculo, tal vez porque hablamos de momentos distintos. En cualquier caso, desde estas capillas universitarias se deseaba y pretendía el derrocamiento de Franco, entre otras cosas porque, como tú dices, se enfrentaban a todo símbolo de autoridad. Y la autoridad estaba representada -¡y con qué fisonomía, y de que forma!- por el general Franco. Ignoro si ese incipiente movimiento estudiantil fue el germen de la decente actitud adoptada por Tierno Galván, García Calvo, Montero Díaz y Aguilar Navarro, pero, a mi modesto entender, ni siquiera la heroica actitud de estos profesores removió lo más mínimo los cimientos del Franquismo. Franco murió en la cama. Y eso fue así porque contó con el apoyo de una parte muy importante de la sociedad española, lo que en aquellos años se dio en llamar el "franquismo sociológico". Eso es así, nos puede gustar más o menos, pero está en las hemerotecas y en los archivos de la televisión, por más que algunos pretendan hacernos creer que todo el país era un clamor antifranquista. La manipulación de la "memoria histórica" tiene unos límites que no es posible sobrepasar.
Pero tampoco quisiera que el debate quedara reducido a una mera descripción del contexto histórico en el que se desenvuelve la novela, por muy determinante que pueda resultar. Y, tratando de converger con nuestro compañero anónimo he de decir que en la novela existen momentos -muy breves, desde luego- en que me sentí conmovido. Se trata de aquellos en que Maruja, probablemente el personaje más amable de la novela, recuerda, con el halo poético que concede la recuperación del tiempo ido, los años pasados por el Pijoaparte en Ronda, donde su madre trabajaba como sirvienta en el palacio del Marqués de Salvatierra. Sin duda, la descripción fantasmal, onírica casi de pesadilla de este bellísimo villorrio feudal, se encuentra entre los escasos logros de la novela.

Anónimo dijo...

Sus comentarios de la novela de J.Marsé son todos tan "xajeraos" que en el fondo seguro
que si hace caso de ellos ,ni el mismo reconoce su obra.
Un día me contó un pintor que exponía su obra en una Galeria de Paris,
"Yo estaba debajo de uno de mis cuadros y llegaron dos señores, ambos se pusieron a opinar sobre el cuadro que estaba colgado en la pared por encima de mi cabeza, lo que ellos decían no se parecía en nada a la idea que tuve al pintarlo.
Varias veces me volví a mirar mi cuadro para ver si es que aparecía una escena diferente a la que yo había pintado y no seguía siendo el de siempre, así que me decidí a decirles.
"Eso es lo que opinan de mi obra, pues que sepan que la pinté con un sentimiento completamente diferente al que ustedes le encuentran"

Quiere decir las críticas para mi forma de pensar deberían hacerse después de hablar con el autor, pienso con todos mis respetos, no aseguro.
Y si no se puede hablar con ellos, por lo menos ser sencillos y comedidos.
No se que decir de esta frase: ¡¡¡¡ENTRE LOS ESCASOS LOGROS DE LA NOVELA!!!!, pienso que es una opinión respetable si , pero algo durilla.
Yo he leido esa novela y me parece interesante , entretenida e informativa , ojalá yo pudiera escribir así.

Rafael dijo...

Es evidente que el autor/artista hace su obra para ser leida o vista, pero siempre interpretada. Lo que escribimos y sentimos siempre es una interpretación subjetiva de la obra que el creador hizo. Y, en ese contexto, tan respetable es el sentimiento del autor como el nuestro. Nunca es falta de respeto.
Estoy de acuerdo contigo en que "ojalá yo pudiera escribir así" y hubiera tenido la suerte de Juan Marsé

berta fernandez cabello dijo...

Sbre esta novela y después de los comentarios que habéis escrito, yo no puedo agregar gran cosa. Como historia coincido con Paca, la veo fría, quien me inspiró más ternura fue Maruja que la pobre chica pagó el pato con los dos, la utilizaron, tanto el pijoaparte como Teresa.

El pobre pijoaparte que vivía en el Carmelo llega una tarde al barrio de San Gervasio, con su traje bien planchado gracias a su cuñada y al ver el ambiente se introduce en la fiesta y se liga a una chica, que resulta ser la criada, desilusión grande para él que tenia pretensiones de llegar a ser alguien. A través de ella conoce a la señorita y ya durante toda la novela trata de enamorarla para conseguir que el padre lo pueda colocar, pero en las clases sociales hay muchas diferencias y esto lo deja muy claro el autor.

Lo que si veo claro es como el autor nos hace ver que la juventud universitaria de la época quiso hacer algún movimiento para demostrar que estaba de acuerdo con los trabajadores, viendo las desigualdades que había y la falta de libertad, pero aquello duro poco, porque cuando terminó la universidad todos fueron a los buenos puestos de trabajo que sus papas les tenían preparados y se les olvido todo.

Al final todos quedan en sus sitios.