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21 noviembre 2012

"París no se acaba nunca" de Enrique Vila Matas


Enrique Vila Matas, nació en Barcelona,  el 31 de marzo de 1948. Estudió derecho y periodismo, y entró en 1968 como redactor en la revista de cine Fotogramas así como en Destino. En 1970 dirigió dos cortometrajes, Todos los jóvenes tristes (sobre la desesperación) y Fin de verano (sobre la destrucción de la familia burguesa). Además, fue actor en siete películas catalanas, todas ellas prohibidas por la censura franquista. En 1971, realizó el servicio militar en Melilla, donde —en la trastienda de un colmado militar— escribió su primer libro, “Mujer en el espejo contemplando el paisaje”, que recuperará su título inicial –“En un lugar solitario”-, en la reedición en 2001 de sus textos de 1973-1984. A su regreso a Barcelona, trabajó como crítico de cine de las revistas Bocaccio y Destino.
Vivió en París dos años, a partir de 1974, en una buhardilla que le alquiló la escritora Marguerite Duras; allí escribió su segunda novela, La asesina ilustrada. Su tercer y cuarto libro, Al sur de los párpados, historia del aprendizaje de un escritor, y los cuentos de Nunca voy al cine, aparecieron en 1980 y 1982. El autor cierra esta etapa inicial con Impostura, de 1984. Sus numerosas obras han obtenido diversos premios y reconocimientos internacionales.Una revisión irónica de los días de aprendizaje literario del narrador en el París de los años setenta. Y también se nos cuenta cómo el narrador quiso imitar literalmente la vida del joven Hemingway tal como éste relata en "París era una fiesta". Después del resonante éxito de El mal de Montano, el autor consigue en esta nueva novela una armoniosa y lograda síntesis de las muchas facetas de su singular narrativa. Como dice Berta, funde magistralmente autobiografía, ficción y ensayo, nos va contando la aventura en la que se adentró cuando redactó su primer libro en una buhardilla de París cuya atípica casera era nada menos que Marguerite Duras. ¡¡ Vaya suerte!!

1 comentario:

berta fernandez cabello dijo...

Fundiendo magistralmente autobiografía, ficción y ensayo, nos va contando la aventura en la que se adentró cuando redactó su primer libro en una buhardilla de París cuya atípica casera era nada menos que Marguerite Duras.