Comentarios a "Trenes rigurosamente vigilados"
El autor, la obra y sus personajes
Aquí está Hrabal. Con esa mirada pícara que parece perderse en el horizonte, el escaso pelo blanco peinado hacia adelante. La fotografía, que debe corresponder a los últimos años de su vida, no sorprende. Si uno hubiese tenido que pintar a los protagonistas de muchas de sus obras lo habría hecho así. A Bohumil Hrabal le tenemos que agradecer, entre otras cosas, que pusiera a los verdaderos héroes de nuestro tiempo en su sitio: las tabernas, los talleres, los almacenes......
Los personajes de Hrabal son seres sencillos pero también 'malditos', y es que como el autor dirá en alguna ocasión, "hay que provocar y ser inocente a la vez". En este sentido, la identificación entre vida y obra es total. Hrabal vivió siempre como sus personajes.
Bohumil Hrabal nació en 1914 en Brno, estudió derecho en Praga, carrera que tuvo que interrumpir por la ocupación alemana y que concluyó finalmente en 1946. Tras la Segunda Guerra Mundial desempeñará los más variados oficios, desde prensador de papel hasta ferroviario, pasando por tramoyista y trabajador de los altos hornos, ocupaciones que se verán reflejadas en sus obras (“Trenes rigurosamente vigilados”, “Una soledad demasiado ruidosa”).
Los primeros éxitos llegaron en la primera mitad de los sesenta, con “Los palabristas”, obra en la que ya aparecen el humor absurdo y las anécdotas de taberna tan habituales después.
El 2 de febrero de 1997 falleció al caer por una ventana de la clínica donde recibía tratamiento. Como relata Monika Zgustová en el prólogo de “Trenes....” “antes de partir hacia lo desconocido se vistió solemnemente con sus viejos pantalones tejanos, que tanto apreciaba”.
La obra
Obra breve y tierna en la que el autor relata en primera persona las peripecias de un joven ferroviario.
Milos Hrma es un joven aprendiz de ferroviario. Se reincorpora al trabajo tras una tentativa de suicidio, por sus problemas de eyaculación precoz. Encuentra la estación hecha un avispero: la hazaña del factor Hubicka, quien ha colocado todos los sellos de la estación en el trasero de una telegrafista, corre de boca en boca; algunos le critican pero todos le envidian.
Los ferroviarios tienen que atender especialmente los trenes rigurosamente vigilados, transportes de tropas en un sentido, y de muertos y heridos en el otro.
Según transcurre el relato de Milos, vamos descubriendo a los demás personajes y sus rasgos más notables. Todos tienen alguno más favorecedor o incluso realmente bello: no sólo el protagonista sencillo y vulnerable, o el factor conquistador, sino también otros, a priori antipáticos, como el gruñón jefe de estación, quien ve esfumarse sus sueños de ascenso al encontrarse con los inspectores vestido con un uniforme roto y lleno de mierda de paloma.
Hrabal consigue destacar ante el lector la humanidad de todos los personajes. “Trenes rigurosamente vigilados” es una novela llena de gente sencilla, de realidades, de vida con toda su crueldad y felicidad. Esos personajes tienen, sin embargo sus razones para actuar, reconocemos nuestras debilidades en las suyas, no son héroes...aunque lleguen a serlo, cometen pecados normales y perdonables.....los que cometeríamos todos si nos encontráramos en la misma situación y son ellos los que visten a la tragedia de la guerra de humor y sensibilidad. Es una novela relatada con palabras sonrientes, divertidas y traviesas....una suerte leerla.
Sevilla 26/11/2008
Aquí está Hrabal. Con esa mirada pícara que parece perderse en el horizonte, el escaso pelo blanco peinado hacia adelante. La fotografía, que debe corresponder a los últimos años de su vida, no sorprende. Si uno hubiese tenido que pintar a los protagonistas de muchas de sus obras lo habría hecho así. A Bohumil Hrabal le tenemos que agradecer, entre otras cosas, que pusiera a los verdaderos héroes de nuestro tiempo en su sitio: las tabernas, los talleres, los almacenes......
Los personajes de Hrabal son seres sencillos pero también 'malditos', y es que como el autor dirá en alguna ocasión, "hay que provocar y ser inocente a la vez". En este sentido, la identificación entre vida y obra es total. Hrabal vivió siempre como sus personajes.
Bohumil Hrabal nació en 1914 en Brno, estudió derecho en Praga, carrera que tuvo que interrumpir por la ocupación alemana y que concluyó finalmente en 1946. Tras la Segunda Guerra Mundial desempeñará los más variados oficios, desde prensador de papel hasta ferroviario, pasando por tramoyista y trabajador de los altos hornos, ocupaciones que se verán reflejadas en sus obras (“Trenes rigurosamente vigilados”, “Una soledad demasiado ruidosa”).
Los primeros éxitos llegaron en la primera mitad de los sesenta, con “Los palabristas”, obra en la que ya aparecen el humor absurdo y las anécdotas de taberna tan habituales después.
El 2 de febrero de 1997 falleció al caer por una ventana de la clínica donde recibía tratamiento. Como relata Monika Zgustová en el prólogo de “Trenes....” “antes de partir hacia lo desconocido se vistió solemnemente con sus viejos pantalones tejanos, que tanto apreciaba”.
La obra
Obra breve y tierna en la que el autor relata en primera persona las peripecias de un joven ferroviario.
Milos Hrma es un joven aprendiz de ferroviario. Se reincorpora al trabajo tras una tentativa de suicidio, por sus problemas de eyaculación precoz. Encuentra la estación hecha un avispero: la hazaña del factor Hubicka, quien ha colocado todos los sellos de la estación en el trasero de una telegrafista, corre de boca en boca; algunos le critican pero todos le envidian.
Los ferroviarios tienen que atender especialmente los trenes rigurosamente vigilados, transportes de tropas en un sentido, y de muertos y heridos en el otro.
Según transcurre el relato de Milos, vamos descubriendo a los demás personajes y sus rasgos más notables. Todos tienen alguno más favorecedor o incluso realmente bello: no sólo el protagonista sencillo y vulnerable, o el factor conquistador, sino también otros, a priori antipáticos, como el gruñón jefe de estación, quien ve esfumarse sus sueños de ascenso al encontrarse con los inspectores vestido con un uniforme roto y lleno de mierda de paloma.
Hrabal consigue destacar ante el lector la humanidad de todos los personajes. “Trenes rigurosamente vigilados” es una novela llena de gente sencilla, de realidades, de vida con toda su crueldad y felicidad. Esos personajes tienen, sin embargo sus razones para actuar, reconocemos nuestras debilidades en las suyas, no son héroes...aunque lleguen a serlo, cometen pecados normales y perdonables.....los que cometeríamos todos si nos encontráramos en la misma situación y son ellos los que visten a la tragedia de la guerra de humor y sensibilidad. Es una novela relatada con palabras sonrientes, divertidas y traviesas....una suerte leerla.
Sevilla 26/11/2008