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04 marzo 2009

En memoria de Antonio Machado

En recuerdo:
A petición de nuestra amiga y compañera de lecturas Antonia, viene a ocupar un hueco en esta página Don Antonio Machado, de cuya muerte en el exilio se cumple este año el 70º aniversario.

Mis ojos en el espejo
son ojos ciegos que miran
los ojos con que los veo.

Se cuenta que fueron los primeros versos de Machado, aunque todos le recordamos por su “Retrato” que comienza con…

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
….
Un gran sevillano

Su vida
Antonio Machado nace en Sevilla, en el palacio de las Dueñas el 26 de julio de 1975, en el seno de una familia de la burguesía media, liberal y progresista. Es el segundo hijo del matrimonio de Antonio Machado y Álvarez y Ana Ruiz Hernández, después de Manuel, nacido en 1874, a los que siguieron otros cuatro hermanos.
Cuando Machado tiene ocho años su familia se traslada a Madrid (septiembre), donde el abuelo ha sido nombrado catedrático de historia natural en la Universidad Central. Antonio Machado y su hermano Manuel ingresan como alumnos en la Institución Libre de Enseñanza (fundada en Madrid en 1876 por los profesores separados de la universidad oficial, y bajo la inspiración de Francisco Giner de los Ríos); eran profesores de la Institución, entre otros, José de Caso, Francisco Giner de los Ríos, Manuel Bartolomé Cossío, José Ontañón y Francisco Quiroga.
En junio del 1899 viaja a París, donde se reúne con su hermano Manuel, para trabajar como traductor en la editorial Garnier. Se instalan en el hotel Médicis, donde se alojó Verlaine en sus últimos años, en pleno Barrio Latino; conocen a Oscar Wilde (un año antes de su muerte) y viven el ambiente de bohemia del «fin de siglo» de París. Allí traban amistad con Enrique Gómez Carrillo (quien había publicado ya un primer libro, de crónicas, Bohemia sentimental) y con Pío Baroja (que al año siguiente publicaría también su primer libro, de no menos significativo título, Vidas sombrías). En París, Machado escribe buena parte de los poemas que más tarde formarían Soledades. Regresa a Madrid en octubre y volvió a visitar París en 1902, año en el que conoció a Rubén Darío, del que será gran amigo durante toda su vida. En Madrid, por esas mismas fechas conoció a Unamuno, Valle-Inclán, Juan Ramón Jiménez y otros destacados escritores con los que mantuvo una estrecha amistad. Fue catedrático de Francés, y en 1907 se traslada a Soria donde conoció a Leonor Izquierdo con quien se casó dos años más tarde, cuando ella cuenta con quince años, y que morirá en 1912.
En 1907 aparece la nueva edición, reformada, de Soledades un complejo libro donde Machado asimila y objetiva la quintaesencia del pensamiento poético que vivió y que recibió en herencia. En su entraña íntima es una «escenificación» del fracaso romántico y del mundo burgués. En 1927 fue elegido miembro de la Real Academia Española de la lengua. Durante los años veinte y treinta escribió teatro en compañía de su hermano Manuel, estrenando varias obras entre las que destacan La Lola se va a los puertos, de 1929, y La duquesa de Benamejí, de 1931. Cuando estalló la Guerra Civil española estaba en Madrid. Posteriormente se trasladó a Valencia, y Barcelona, y en enero de 1939 se exilió, (junto a otros 400.000 españoles) al pueblo francés de Colliure, donde murió el 22 febrero, tres días antes que su madre.
Su obra poética se inicia con Soledades, que fue escrita entre 1899 y 1902. En el breve volumen notamos ya muchos rasgos personales que caracterizarán su lírica posterior. En Soledades, Galerías y otros poemas (octubre de 1907) la voz del poeta se alza con personalidad propia. Quizá lo más típico de esa personalidad sea el «tono» nostálgico, suavemente melancólico, aun cuando hable de cosas muy reales o de temas muy de la época: jardines abandonados, parques viejos, fuentes, etc. Espacios a los cuales va aproximándose a través del recuerdo, del sueño o de las ensoñaciones.
Espero que en el espacio de comentarios, los integrantes de este club de lecturas, dejen sus palabras de amor y homenaje a este gran poeta

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Don Antonio Machado fue un poeta de los Grandes que ha habido en España,y que pertenecio al movimiento literario concido como generacion del 98. No solo fue un ceador sino tambien se preocupo de la definicion de la poesia y del arte.Un poeta con una gran sensivilidad.
¡Alamos del amor que ayer tuvisteis
de ruiseñóres vuestras ramas llenas!
alamos que sereis mañana liras
del viento perfumado en primavera;
alamos del amor cerca del agua
que corre y pasa y sueña
alamos de los margenes del Duero
conmigo vais,mi corazon os lleva!

Paca dijo...

Yo no quiero destacar su cara de escritor y poeta, eso lo sabemos todos, desde muy pequeños hemos oído su nombre en las aulas....todos sabemos que no hay caminos, pero se hacen caminos al andar...y estelas en el mar. Todas las primaveras hemos buscado escaleras para subir a la cruz, siempre hemos soñado que él nos llevaba por una blanca vereda en medio del campo verde, hacía el azul de las sierras, hacía los montes azules, una mañana serena. De niños, ya aprendimos con él de Soledades y de Campos de Castilla. En fin, que Machado es muy grande.
Pero sí me gustaría dedicarle unos minutos al poeta hombre, al que se ha convertido en un exponente del exilio español, un hombre valiente y admirable, eran tiempos de guerra y se refería a sí mismo como un viejo republicano, por lo que tuvo que sufrir enormemente al haberse quedado junto a su hermano en la zona nacional. Decía Machado que el poeta canta lo que se pierde, por ello escribía elegías y era “un poco perdedor”. Yo aplaudo al poeta amante, el que además de poesías nos ha dejado una historia de ternura. Un hombre que no tuvo éxito con el amor, pierde a su joven Leonor demasiado pronto, y encuentra a Pilar de Valderrama, su Guiomar, su poetisa, pero no puede vivir esa pasión. Muere sin poder vivirla con la mujer adorada. Convirtió su dolor en una obra duradera. De este amor nacieron doscientas cuarenta cartas escritas por Machado en un lapso de siete años, de las cuales no todas se salvaron de la guerra civil. Fue una puerta abierta a un laberinto de pasiones y sexo desatado, fue una puerta abierta a una estricta amistad impuesta por ella, un amor platónico sin contacto físico ni material. Una situación que puede llegar a parecer sumamente idílica: dos poetas escribiéndose cartas de amor, deslumbrando uno al otro con las más rebuscadas composiciones literarias. Los más hermosos mensajes de curso romántico. Puede que no sea lo mejor de su obra poética, pero seguro que es lo más íntimo, porque machado escribía de él y para ella, y ahora nosotros podemos compartirlo. Machado fue un poeta grande, muy grande pero también un hombre.
Dese hace unos años se conoce la identidad de Guiomar, un secreto guardado medio siglo, y existe un libro... A Pilar, donde tenemos sus cartas y sus sentimientos. Machado está enamorado y vive entusiasmado su amor; sus cartas lo traslucen. Estas cartas carecen de la calidad epistolar, de su escritura privilegiada, pero son él. Se enamoró, las cartas están ahí y dicen lo que dicen. Como homenaje al Machado enamorado comparto una de ellas con vosotros, a mí me parecen extremadamente íntimas, y me hacen saber de un hombre de frente ancha y luminosa y un gran corazón.

Lunes, en “nuestro rincón”.
Aquí, en nuestro rincón, vida mía, empiezo mi carta cuando tú no habrás llegado todavía a tu casa. Así combato yo la amargura de este momento terrible de la separación, ese principio de tu ausencia, tan violento, que es tanto como un desgarrón en las entrañas. Porque así pienso yo que estas palabras mías te llegan al oído y te acompañan en el camino. Adiós, mi diosa, mi vida, mi gloria! Aquí se queda tu poeta con la ilusión… con la conciencia de que es una ilusión el tenerte todavía a su lado. Ay, ahora cuánto sufro! Qué soledad tan grande! Pero, también, qué momentos de suprema alegría acabo de vivir. Y cuando pasen estos momentos del tránsito de tu presencia a tu recuerdo, que son los verdaderamente trágicos, volveré a ser feliz con tu imagen rememorando y recordando una por una tus palabras y tus labios y tus ojos! Cuánta vida has venido a dar a tu poeta! Y cuántas cosas no te he podido decir, porque la emoción no me permite coordinar mis ideas cuando estás a mi lado. El amor tiene más gestos que palabras, y cuando se complica con la necesidad del freno… Ay! Tú no sabes bien lo que es tener tan cerca a la mujer que se ha esperado toda una vida, al sueño hecho carne, a la diosa… Ahora que estoy solo, quiero llorar un poco, de amor, de gratitud, si no se me rompería el corazón.
Son las diez y media. Comienzan a venir gentes alegres. Es día de moda -me ha dicho el mozo- en esta casa. Yo me voy a la mía”.

Anónimo dijo...

HE ANDADO MUCHOS CAMINOS

He andado muchos caminos,
he abierto muchas veredas,
he navegado en cien mares
y atracado en cien riberas.

En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancòlicos
borrachos de sombra negra,

y pedantones al paño
que miran, callan y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.

Mala gente que camina
y va apestando la tierra...

Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.

Nunca, si llegan a un sitio,
preguntan adònde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja,

y no conocen la prisa
ni aun en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino;
donde no hay vino, agua fresca

Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y en un día como tantos
descansan bajo la tierra.

Nada tengo más que decir, de ANTONIO MACHADO, porque no cabria en este blog. Solo añadir un pellizquito más de su obra a este pequeño homenaje.