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27 mayo 2009

"Expiación" de Ian McEwan

El autor y su obra: Ian McEwan es un novelista y guionista británico. Nació en Aldershot, hijo de un militar escocés. La familia se trasladó sucesivamente a Singapur, Trípoli y otros lugares. Tras abandonar sus estudios, McEwan viajó a Grecia y más tarde asistió a las universidades de Sussex y East Anglia. Sus dos primeras colecciones de relatos, Primer amor, últimos ritos (1975) y Entre las sábanas (1978), resultaron muy controvertidas. El autor emplea en ellas un estilo muy elaborado para ofrecer extraños relatos cotidianos de obsesiones sexuales, perversidad y muerte. Su primera novela, Jardín de cemento (1978), en la que unos niños entierran el cadáver de su madre en el sótano, se ocupa de estos mismos temas. En 1979 una serie suya para la televisión saltó a los titulares de la prensa nacional al ser censurada por la BBC por una escena en la que aparecía un pene flotando en el interior de un recipiente. Escribió otras novelas igualmente macabras. Expiación alcanzó muchas ediciones y Chesil Beach está teniendo mucho éxito.
Sus novelas:
El jardín de cemento (1978)
El placer del viajero (1981)
Niños en el tiempo (1987)
El inocente (1989)
Los perros negros (1992)
Amor perdurable (1997)
Amsterdam (1998)
Expiación (2001)
Sábado (2006)
Chesil Beach (2008)

La obra: Expiación
McEwan construye un melodrama con todos los ingredientes de un guión de serial televisivo: Chica (Cecilia) de familia rica y chico (Robbie) pobre, hijo de una sirvienta, están enamorados pero son victimas de una falsa acusación por violación que los separa. Las desgracias se suman a los horrores de la guerra condicionando una vida. Todo podría ser una aproximación a la novela romántica del XIX.
El verano de 1935 nos sumerge en el ambiente victoriano y decadente de la casa de los Tallis donde todo parece rodar sin problemas con incidencias domésticas de escaso interés y por el rumor de la guerra, todavía lejanos. La pasión espontánea entre Cecilia y Robbie pone un punto de calor humano y lujuria en la apacible y bucólica casa señorial.
Comienza el drama con la violación de la prima Lola y la acusación de Briony a Robbie y su detención basada en ella, dándose a entender desde el principio que no es el verdadero culpable.
La segunda parte la llena la guerra mundial, con un Robbie amnistiado de la cárcel a cambio de enrolarse en la infantería inglesa, un ejército que se bate en retirada empujado por las tropas alemanas y un Robbie que sólo busca regresar a casa, donde le espera Cecilia, que ha roto relaciones con su familia por amor y lealtad a Robbie.
La última parte, que es la que propiamente explica el título de la novela, se centra en Briony, la pequeña de los Tallis, que con 13 años fue quien acusó en falso, pero ¿inconscientemente?, a Robbie y que ahora, cinco años después, trata de enmendar el error enfrentándose a Cecilia y a Robbie, que no le perdonan porque ha destrozado sus vidas.
El epílogo, ubicado en 1999, con una Briony septuagenaria y aquejada por un deterioro cerebral, diluye la fuerza del drama con el objetivo de explicar la novela dentro de la novela. Ya es una famosa escritora que explica la grandeza de la literatura para dar vida a lo que pudo ser y no fue. Es su expiación.
Estilo fácil, diálogos suficientes, buen ritmo y aceptable nivel de suspense invitan a leer esta novela, de estilo y tema muy común a otras obras inglesas, que con buen tiempo narrativo introduce temas tan interesantes como que la vida de las personas cuelgue de esa fina red que el azar y la suerte teje a su alrededor: la pequeña Briony a basado una grave acusación por la errónea interpretación de unos hechos y ha torcido los renglones de la vida sometiéndolos a un destino injusto.
La novela produce sentimientos encontrados en los lectores que por lo general la encuentran interesante, cinematográfica y con buena traducción. Historia con poca consistencia y personajes planos (salvo Briony) y que la publicidad de la obra había elevado las expectativas a niveles de obra maestra.

Sevilla 27/05/2009

5 comentarios:

Rafael dijo...

Las expectativas superaron la obra.
Creo que es la definición exacta del sentimiento que me ha dejado la obra. Sin hacer análisis de la novela, que por otra parte considero ampliamente hecho, me queda el sabor de la indolencia que provoca un caluroso día de verano, con la humedad del sur de Inglaterra, en una elegante pero decadente casa de campo rodeada de jardines y estanques. Ni el lector ni nadie saben que piensan ni sienten los personajes. Solo Briony, la futura escritora, está activa, piensa, escribe, siente y observa el mundo desde su óptica de mimada niña ególatra. Y allí siente que su protagonismo se escapa hacia otros personajes: sus primos, el invitado rey del chocolate, su hermana.....y la imagen de la fuente desde una ventana, la lectura de la carta y la escena que ve en la biblioteca despiertan sentimientos (¿envidia, celos, miedo?) que la llevan a una falsa acusación por un instante y a la expiación de la culpa por una vida.
Los jóvenes y desconocidos Robbie y Cecilia sienten el instantáneo poder de la atracción sexual que les lleva a la escena de la biblioteca que marcará un antes y un después en sus vidas. ¿Qué no hubo premeditación? ¡¡ Mejor!!....yo al leer esta escena la sentí como mía.
El resto gira alrededor de excesivas descripciones de guerra, dolor, ausencias, rupturas y miedos que culminan en el epílogo final que solo nos habla de la grandeza de la literatura para hacer lo que no fue

Paca dijo...

Dicen que el aspecto fundamental de una novela es la historia que narra, si es así, Expiación me cuenta una historia de culpa y redención, de un crimen, de una traición. En la literatura ya hay traiciones abominables, como la que sufrió Edmundo Dantés de manos de su mejor amigo, o un Julio Cesar vulnerable ante su propio hijo, los hermanos Caín y Abel, y la de Judas a su buen compañero de mesa. La traición es muy común, pero yo lo único interesante que encuentro en la novela es la culpa, esa sensación de peso que puedes llevar toda tu vida a cuestas, torturándote a ti mismo, recordándola tantas veces que acabas construyendo un rosario de cuentas que manosearas toda la vida. Es la necesidad humana de purgar un nefasto crimen, de expiar una culpa, y por eso Briony busca su propia penitencia. En las traiciones siempre hay un claro motivo, aquí sin embargo el candor y la inocencia de una niña cubre de una tierna pátina lo que es una pura venganza atroz. Expiación me confunde, es una novela a la que acogí con un enorme entusiasmo y unas aspiraciones tremendas de disfrutar de una buena lectura, porque su fama la precede, sentía la emoción de encontrarme con una obra maestra.
Pero a mi lo que me produce es aturdimiento y complejo de emperador de cuento, aquél que prestó oídos a los charlatanes Luigi y Guido, y por vergüenza dijo ver lo hermosísima que era la tela de su propio traje aun sin existir tal belleza, por no quedar por palurdo e ignorante. Pues bien, yo entonces tengo que aprender más, porque no le veo esas maravillas tan obvias que tengo que encontrar en la novela. Solo me quedo con unos ratos de agradable lectura, de alguna escena bien narrada y un final desconcertante casi al gusto del lector: ¿Esperanzador o terrible? Pero en ningún momento me ha llevado a la evasión, a la emoción o ha agitado mi imaginación, que es lo que yo pretendo al leer. Así que pido disculpas a los miles de voces que pregonan su grandeza, y al igual que el famoso Emperador del cuento, levanto la cabeza y termino el desfile, expiaré mi propia ignorancia buscando una nueva cita con Ian McEwan, puede que en otro momento y otra novela nos entendamos mejor.

José Raya Teyez dijo...

Yo creo que es una novela fallida, por más que tenga aspectos positivos: acertada distribución del tiempo narrativo y buena recreación de una época y un lugar. Sin embargo, las limitaciones la convierten en una obra perfectamente prescindible: un narrador que no concede autonomía a sus criaturas ( pese a su admiración por Virginia Wolf); unos personajes esbozados de forma bastante rudimentaria: ¿qué sabemos de Cecilia Tallis, aparte de que no es excesivamente brillante en sus estudios y de que no sabe qué hacer con su vida?, ¿y qué de Robbie, además de su brillantez académica, de su condición humilde y de tener “ideas asentadas” (que, por cierto, no se nos explica cuáles son)?, ¿cuál es el proceso espiritual que lleva a la pareja al enamoramiento: el lector queda perplejo: la historia de una pasión –al parecer sublime- queda reducida a los escarceos de la fuente y al éxtasis bibliotecario.
Pese a ello, hay dos personajes que salvan la obra: Emily Tallis, victoriana, clasista, pasiva, con jaquecas eternas que son una metáfora de su inutilidad social. Y, Sobre todo, Briony Tallis, a mi modo de ver la auténtica protagonista de la novela. Personaje a un tiempo repelente, tierno y patético, su vida se convierte en la expiación de un acto irresponsable, pero, al mismo tiempo nos divierte y entretiene con sus delirios de creadora precoz. A través de ella el autor nos dice algo que muchos sabemos hace tiempo: que la literatura puede servir para organizar el caos, para introducir racionalidad en un mundo gobernado por el absurdo. ¿Acaso no leemos para encontrar orden, para dotar de sentido a los actos de la condición humana, para vivir otras vidas que nos liberen de la mediocridad de las nuestras, aunque sea de forma vicaria? Yo creo que sí. En cualquier caso Briony Tallis parece tenerlo claro, al dar a Cecilia y Robbie –al menos en la ficción- la felicidad que le negó en vida. Ella lo dice de una forma más bella, claro, pero su intención es simple: lograr a través de la invención novelesca que el mundo sea algo más acogedor que lo que Shakespeare definió una vez como “un cuento sin sentido, lleno de ruido y furia, contado por un idiota”.

Antonia dijo...

Independientemente de la obra,que a la mitad se hace pesada.
Me quedo con la definicion que hace sobre lo que es un escritor,y de como puede hacer participe al lector de emociones y sentimientos..
"Un relato es una forma de telepatia.
Mediante el proceso de trazos y simbolos de tinta en una pajina,enviaba ideas y sentimientos al lector.Era un proceso majico,tan ordinario que nadie se detenia a pensarlo.Leer una frase y entenderla era lo mismo;como el caso de doblar un dedo,nada mediaba entre las dos cosas."

Berferca dijo...

EXPIACION IAN McEWAN

Yo he visto otra vez en esta obra, como en la Sra. Dalloway, una referencia a la época victoriana: gran casa vacía de sentimientos familiares, los padres dedicados cada uno a lo suyo, el padre un alto funcionario estatal siempre en la ciudad con sus negocios y diversiones y la madre con sus eternas jaquecas alejándose de todo problema familiar.
Briony, niña aburrida y frívola, lleva toda la obra, transforma con su fantasía la vida de la familia y, tras el fracaso de no poder representar la que ella había escrito, fabrica un guión con lo que quería haber visto y, a sabiendas de que no era cierto, lo mantiene, lo denuncia y llega hasta el final destruyendo la vida de su hermana Cecilia y de Robbie, la familia no se molesta ni en comprobarlo.

La parte bélica está muy bien contrastada pero se hace muy pesada.
En fin, como el propio nombre de la novela, cuando llega a la adultez, empieza a expiar su culpa y quiere retractarse de todo lo pasado, pero ya había causado mucho daño y ha destruido la reputación de Robbie y también rompió las ilusiones de su hermana.

Además de la historia en sí, una historia de amor, la novela es una reflexión sobre la escritura desde el principio al final. Hay numerosas citas sobre escritores a lo largo del libro: Jane Austen, Conrad, Eliot, Auden, Dickens, Virginia Wolf...

Una buena novela, bien escrita, y si la literatura sirve para cambiar el final de las Historias, pues bendito sea. La escritora al final quiso que la pareja fuera feliz y lo amoldó haciendo que se volvieran a encontrar después de la guerra, y ella confesó que todo había sido fruto de su imaginación.

Ojalá en la vida real pudiéramos cambiar el rumbo de las cosas y así no sería como dijo Shakespeare, un mundo sin sentido lleno de ruido y furia.