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17 junio 2009

"Una lectora nada común" de Alan Bennett


El autor y su obra: Alan Bennett
Alan Bennett novelista, dramaturgo y guionista inglés nacido en Leeds en 1934, es autor de muchas y celebradas obras teatrales como "Habeas Corpus", "Forty One Years On", "Kafka's Dick" o "The Madness of George III" (adaptada después al cine), guiones cinematográficos como Prick Up Your Ears (basado en la vida de Joe Orton), y piezas televisivas, en especial "Talking Heads" y "An Englishman Abroad", que lo han convertido en uno de los autores británicos más queridos. Asimismo es muy apreciado como actor. Empezó a escribir en prosa hace solo unos diez años.
Sus novelas:
La dama de la furgoneta 2009
Una lectora nada común 2007 (2008)
Con lo puesto 2002
La ceremonia del masaje 2002
(ver http://es.wikipedia.org/wiki/Alan_Bennett )

La obra: Una lectora nada común
Se nos presenta como una pequeña narración donde se relata la repentina afición de la reina de Inglaterra a la lectura.
Pero dentro de ese relato hay una sencilla, delicada, divertida y amena novela dedicada a todos: lectores consumados y potenciales. A los unos llevándoles información sobre autores y obras; a los otros incitándolos a descubrir el maravilloso mundo de la lectura. Ese saber desordenado, disperso e incitante que la lectura abre y que tras descubrir el placer de leer se quiere transmitir y compartir con los demás.
De camino, y con fina ironía, deja una dura crítica a la ignorancia literaria de la sociedad y políticos actuales todos ellos investidos y orgullosos de maneras y retórica inculta.
El tratamiento a la monarquía inglesa es respetuoso pero apoderándose de todos sus tópicos de los que hace una simpática caricatura, dejándonos de boca de la ilustre lectora un sin fin de frases y pensamientos, muchos de los cuales todos hemos meditado.
Así, nos recuerda cómo la lectura nos modifica vida y sentimientos, nos humaniza y democratiza, todos somos iguales ante ella, de tal modo que segundas lecturas de una misma obra nos sorprende con distinta visión, con otro sabor, porque “leer es un músculo que, al ejercitarlo, se desarrolla”.
De nuevo nos encontramos con un pequeño libro que encierra una inteligente y hermosa obra.

Sevilla 17/06/2009

4 comentarios:

bertferca dijo...

Para mi, ha sido una lectura muy distraída, he visitado con la reina los jardines de Buckingham Palace, paseado a sus perros, también he estado presente en los momentos difíciles que hizo pasar a sus consejeros, cuando ella quería hablarles de cosas trascendentales y sociológicas y ellos la miraban extrañados.
Los comentarios que hace sobre Proust con sus magdalenas, y otros escritores.
Una demostración más, de cómo un libro puede cambiar la forma de pensar de una persona y tener una visión distinta de las cosas, en definitiva considero que es una buena novela, que quiere decir mucho y lo dice muy delicadamente.

Paca dijo...

Una obra extraordinariamente simple, el frescor de una crítica a la ignorancia de una reina, unas páginas que especulan constantemente sobre el poder transformador de la lectura, la metamorfosis de una lectora, la visión distinta que surge entonces de “alrededores”, es un homenaje al privilegio que supone leer y al poder de las palabras. Es un libro sencillo, que lleva a otras lecturas y te invita a dar un aplauso, a la suerte de leer.

Antonia dijo...

Libro fácil de leer.Que te hace sonreír como los "cuentos"y que te plantea una serie de reflexiones:El poder de la Literatura,de como un libro te lleva a otro haciéndote cambiar por dentro y por fuera.
No todos estos sentimientos son positivos,también te hace pensar si no es un placer solitario una actividad pasiva y que evita hacer otras cosas que son responsabilidad de cada individuo.

José Raya Téllez dijo...

El cuentecillo (pues de eso se trata)me ha encantado. Y lo ha hecho por su falta de pretensiones. El autor sabe que lo que ha escrito es puro divertimento, en ningún momento oculta que su intención no es otra que entretener, y está al cabo de la calle de que la historia que cuenta es bastante inverosímil. Esto, como punto de partida, es lo que yo me atrevería a llamar honradez intelectual. Pero si además el libro te divierte y te hace pensar, los objetivos del autor, por modestos que fueran, han sido plenamente conseguidos.
La mala uva del autor -que es mucha, y que se agradece- posee un doble objetivo. Por una parte, la propia institución monárquica, a la que no se priva de lanzar alguna puya que otra; de forma muy sutil, eso sí; es británico, señores. Y, en segundo lugar, la pavorosa incultura de la clase política británica, plaga que parece no tener fronteras, con su lenguaje estereotipado, repetitivo, de argumentario electoral. En suma: decididamente idiota.
Pero,a mi modo de ver,lo más delicioso del cuento son las jugosas conclusiones sobre el valor de la lectura a las que va llegando la propia Isabel II. Que, por cierto, hicieron las delicias de nuestro Club de Lectura. Para no extenderme demasiado, ahí van dos:
"Creo que leo porque tenemos el deber de descubrir cómo es la gente”
O cuando el primer ministro le dice que la Reina está por encima de la lectura,
- "¿Por encima?- dijo ella- ¿Quién está por encima de la literatura? Es como si dijera que estoy por encima de la humanidad."
¿No está nada mal, verdad? Ni siquiera para una testa coronada. De modo que ya saben.No se les ocurra perdérsela.