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01 junio 2007

Oscar Wilde



Óscar Wilde

Nace el 16 de octubre de 1854 en Dublín, Irlanda.
Muere en 1900 en París, Francia

Poeta, dramaturgo, novelista, crítico literario y ensayista irlandés. Es uno de los escritores más brillantes de la época victoriana y de la literatura universal.
Nacido en Dublín el 16 de octubre de 1854, fue la de Oscar Wilde una familia culta y liberal. Su madre, Jane Elgee, traducía a Dumas y escribía versos; su padre, también con inquietudes literarias, era conocido principalmente como ocultista.
A los 20 años gana la medalla de oro Berkeley por su trabajo en griego sobre los poetas griegos y recibe una beca por cinco años para estudiar en el Magdalen College de Oxford.
Dos años más tarde logra el primer premio en literatura griega y latina y publica su versión de un pasaje de Las nubes de Aristófanes, la poesía Coro de vírgenes de las nubes. Realiza un viaje a Grecia con su parte de la herencia paterna. Gana el primer premio en los exámenes finales de curso y el galardón Newdigate con el poema Rávena. A los 24 años obtiene el título de Bachelor of Arts.
La originalidad de sus temas y el estilo depurado se refleja en piezas como
El retrato de Dorian Gray, una novela sobre la experiencia de un vicioso exquisito, de juventud inalterable, al que un retrato oculto va dando cuenta de la huella que dejan en sus facciones sus corrupciones y vicios, y El fantasma de Canterville. Sus versos y artículos se publican en revistas de Londres, Dublín, Nueva York y París y las obras teatrales adquieren tal éxito que se representan en salas de Europa.
En 1882 Wilde se instala en París. En la capital francesa, al igual que en Londres, es una de las grandes personalidades de los cenáculos artísticos y literarios. El gran mundo, la misma alta sociedad que le condenará tras el escándalo, le admira. Sus detractores aseguran que todo su mérito radica en su pintoresquismo, pero lo mismo dijeron de Byron, con quien la comparación surge inevitable.
Es en Francia donde termina sus primeros dramas: Vera o los nihilistas y La duquesa de Padua. Otra vez en Inglaterra, se casa en 1884 con Constance Lloyd. La unión será efímera. Con el primer embarazo, el poeta se cansa de su mujer. Aún así, la pareja engendrará un segundo hijo.
Incursiona en el teatro con
El abanico de Lady Windermere, La importancia de llamarse Ernesto, La duquesa de Padua, Una mujer sin importancia, Un marido ideal, La importancia de ser formal, Vera o los Nihilistas, entre otras.
Atiende invitaciones de Estados Unidos y Canadá para dictar conferencias sobre arte y literatura, de las que se conocen El renacimiento del arte inglés, A los estudiantes de arte, El arte y el artesano y El decorado del hogar.
Escribe novelas y cuentos como El crimen de Lord Arturo Savile, El ruiseñor y la rosa, El príncipe feliz, La piel de naranja , La esfinge sin secreto. Ensayos muy importantes como La decadencia de la mentira, La verdad de las máscaras, Pluma, lápiz y veneno y El crítico artista. Entre los numerosos artículos que publica en revistas de Europa y Estados Unidos se cuentan Impresiones de Yanquilandia, La invasión americana, Los modelos en Londres y Otras ideas radicales sobre la reforma del traje.
1895 es otro año crucial en la biografía de Wilde, ya que estrena Un marido ideal y La Importancia de llamarse Ernesto. Es también entonces cuando le retrata Toulouse-Lautrec y cuando escuchará los últimos aplausos.
Tras ser acusado de sodomita por el marqués de Queensberry, con cuyo hijo mantenía una relación homosexual, es condenado a dos años de cárcel. Mientras está en prisión se estrena en París
Salomé (1896) y sus acreedores venden todos sus bienes. En su producción lírica profunda e intimista, se destacan la Balada de la cárcel de Reading, extenso poema autobiográfico en el que justifica su estancia en la cárcel y la póstuma De profundis.
Recobrada la libertad, despreciado por la sociedad inglesa, se instala en su querido París. Se dispone a iniciar una nueva vida bajo el nombre de
Sebastian Melmoth, en homenaje al protagonista de la novela de Maturin.
Enfermo de meningitis muere el 30 de noviembre de 1900 acompañado por unos pocos amigos y en la indigencia que le acarrea el tiempo pasado en prisión.

Citas célebres

La única ventaja de jugar con fuego es que aprende uno a no quemarse.

A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.

Un hombre puede ser feliz con cualquier mujer mientras que no la ame.

No hay nada como el amor de una mujer casada. Es una cosa de la que ningún marido tiene la menor idea.

Las mujeres han sido hechas para ser amadas, no para ser comprendidas.

No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo.

Uno debería estar siempre enamorado. Por eso jamás deberíamos casarnos.

Perdona siempre a tu enemigo. No hay nada que le enfurezca más.

Si usted quiere saber lo que una mujer dice realmente, mírela, no la escuche.

Estoy convencido de que en un principio Dios hizo un mundo distinto para cada hombre, y que es en ese mundo, que está dentro de nosotros mismos, donde deberíamos intentar vivir.

Para la mayoría de nosotros, la vida verdadera es la vida que no llevamos

Sólo podemos dar una opinión imparcial sobre las cosas que no nos interesan, sin duda por eso mismo las opiniones imparciales carecen de valor

Hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen de ti, y es que no hablen de ti

Es absurdo dividir a la gente en buena y mala. La gente es tan sólo encantadora o aburrida

La gente enseña para disimular su ignorancia, lo mismo que sonríe para ocultar sus lágrimas.

No hay cosa que más se parezca a la inconsciencia que la indiscreción

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encuentro encantada con Oscar Wilde entre nosotros. El retrato de Dorian Gray y su autor son inseparables. Como se cita en la novela forzosamente hay que detenerse a decir unas palabras sobre Wilde. Me parece una obra magnífica, fue un guiño al lector victoriano y una excusa para que el autor hablara sobre muchas cosas, relexionó ampliamente sobre la vida.Su "Príncipe Feliz" también merece palabras de elogio...¡¡Maravilloso!! Rafa, gracias por traerlo.

Rafael dijo...

Es obligado traer a esta página a este autor. Sin él estaría incompleta

Anónimo dijo...

Me gusta Oscar Wide.Su vida y su obra fueron una larga (y finalmente
dolorosa)experimentacion,un oscuro
laberinto del que no pudo salir.
El Abanico de Lady Windermere:Es una satira de la excesiva preocupacion por la apariencia ante los demas.
La Importancia de Llamarse Ernesto:En este relato
demuestra su bien ganado apodo de "maestro del ingenio"
Frases:Mis deseos son ordenes para mi.