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10 diciembre 2008

Comentarios a "Desgracia"

El autor, la obra y sus personajes

El autor:
J. M. Coetzee
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La obra: Desgracia
Coetzee se instala el su escritorio y con suavidad, sin prisa pero también si pausa, nos lleva de la mano al confín duro y tenebroso del alma humana; a ese espacio donde nos hablamos de nuestra vanidad, debilidades, vergüenzas, orgullos, pecados y pasiones; a ese entorno próximo que todos reconocemos pero que no nos gusta mirar. Y lo hace con brillante maestría y elegancia, con ese peculiar estilo, sin necesidad de detalles ni melodrama, parco en palabras y extenso en mensaje con que los grandes maestros de la literatura saben contarnos lo que ven, lo que perciben en su entorno y de lo que son testigos.
En esta novela Coetzee juega a ser un provocador, tremendo provocador, que sitúa al lector en el ojo de un huracán de reflexiones que a nadie deja impasible, causa inquietud y desasosiego, nos quita la pereza y nos inyecta una tensión que nos impide dejar de leer un relato que va directo al corazón, quiere hacer daño, provocar dolor... y consigue alcanzar su objetivo sin lugar a la compasión.
David Curie, profesor de lengua en una Universidad de Ciudad el Cabo, divorciado dos veces y con una hija, es acusado de acoso sexual por una alumna. Admite haber tenido relaciones consentidas con dicha alumna pero ya ha sido juzgado por la sociedad y se niega a defenderse de lo que no ha cometido. Expulsado de la cátedra cambia su domicilio a la provincia Sudafricana de Cafrería donde su hija tiene una granja.
Intenta adaptarse a un medio absolutamente desconocido en el que no entiende ni siquiera el uso del lenguaje y en el que su hija ya está inmersa. Las diferencias entre el mundo de donde proviene y el actual son notorias desde el primer momento: primitivismo, apartheid, diferencias por raza, origen y cultura llevan al protagonista a no entender lo que ocurre a su rededor.
Un hecho de extrema violencia como es un robo con maltrato y violación de su hija es la guinda que el autor pone en esa tarta para reflexionar sobre la naturaleza humana, sobre su capacidad de adaptación a las dificultades que le sobrevienen al hombre y nos susurra al oído nuestras sombras, la hipocresía con la que nos comportamos, nuestras miserias del alma, el primitivo que, en definitiva, todos llevamos en nuestro interior. La adaptación al medio que le rodea es la única y última solución antes que el suicidio.
Novela inolvidable, literatura que agita y que no deja a ningún lector impasible.
Sevilla 10/12/2008

5 comentarios:

Paca dijo...

Ya hace algún tiempo que Coetzze vino a casa para quedarse, siempre es un verdadero placer que te susurre al oído de nuestra sordera cosas del alma en su ir y venir por la vida, en este continuo y trágico trajín. ¿Desgracia? Nuevamente me produce las mismas y profundas sensaciones, me agita la conciencia, me hace ver lo transparente que somos, a pesar de todo me cuenta que el ser humano es maravilloso, que son las circunstancias las que lo distraen. Que la vida es un juego en sí, a veces injusto, si te toca jugar en la oca, simplemente alguien tira por que le toca, que puedes caer en un pozo o tienes que volver a empezar, que todo es según el lugar donde te encuentres; si es en el parchís, depende de la suerte y de quién le ponga el color a tu ficha. ¿Quién pierde, quién gana? ¿Quién nos coloca en la casilla de salida? ¿Negros o blancos? ¿Te acosan o acosas? ¿Victima o verdugo? ¿La sumisión o la rendición y sobrevives al espanto? Todo es la ley no escrita de lo bueno y lo malo, depende del juego. En todos los juegos hay que pagar, según te toque vivir, puede ser un crimen, una violación, la castración, la soledad, caes en otro lugar y es el silencio, la cegazón o la hipocresía, el precio a pagar. A veces corremos para encontrar un lugar seguro y otras corremos y corremos para estar siempre en ningún lugar. Coetzze no es quién para juzgar, ni yo tampoco lo soy, él no habla de moral, solo cuenta la verdad, el adentro del vivir, del sobrevivir. Yo disculpo y no tiro la primera piedra, no sé donde me tocará jugar, me sigue pareciendo que es un orgullo vivir, merece la pena participar y Coetzze un placer para el paladar. Su narrativa es enérgica y sus historias no se dejan empadronar en ningún territorio, podemos ser nosotros y cualquier lugar. Él no es representante de ninguna comunidad ni nada que se le parezca, es alguien que tiene noción de la libertad, que sabe podarnos las ramas y mondarnos los adornos, desubica al hombre, para dejar con pocas palabras muchas cosas dichas. Las palabras no siempre nos dicen los mismo…………a veces no saben hablar. El maltrato de la especie por la especie……tan antiguo como el mundo…… El alma humana es así, sin más…………sobresalta, asusta y apasiona…..está viva.

Rafael dijo...

Paca nos dice que la vida es un juego... a partida única. Nos reparten cartas y quedan pocas opciones para jugar con ellas, que podemos acertar o equivocarnos... pero las cartas no son jamás elegidas. No hemos tenido la opción de estar aquí o en Sudafrica o en Puerto Urraco.
En Desgracia esta el retrato del ser humano, primitivo y con todas sus vísceras, como es y no como quisiera ser. Coetzee no juzga. Solamente lo pone en el diván del sicólogo y escucha la verdad, las circunstancias que rodean la vida de cada personaje, el camino que en un instante decidió tomar, que no somos héroes ni villanos, que la vida no es una epopeya....que sólo somos seres humanos y, como dice Paca, que jugamos una partida donde unas veces acosamos y otras nos acosan, que lo único que hacemos es tirar los dados.
No es predestinación, sólo es vida, simple y llanamente.

Anónimo dijo...

Un libro de facil lectura ,pero lleno de contenidos filosoficos y espuestos de una manera muy secilla.Se habla de las relaciones entre padres e hijos,del deseo,racismo,machismo,orgullo y del sentido de la justicia.Mucho para un solo libro. Es por eso que te deja como cansada,con mal cuerpo.Porque ya no se pueden aguantar mas Desgracias.

Anónimo dijo...

Fragmento.En fin de cuentas sus necesidades son livianas y pasajeras,como las alas de una mariposa.No hay emociones,o no hay ninguna salvo las mas dificiles de adivinar: un bajo continuo de satisfaccion,como el runrun del trafico que arrulla al habitante de la ciudad hasta que se adormese,o como el silencio de la noche para los habitantes del campo. Antonia

Anónimo dijo...

Este libro tiene una narrativa muy directa y a su vez cruda, que expresa muy bien el problema social del Apartheid Sudafricano, el colonialismo político y la justicia social.

El profesor Lurie, es un hombre aburrido y devastado por la hipocresía de la sociedad, expulsado de su cátedra por acoso, se niega a luchar por su defensa. Lo abandona todo y decide terminar con el convencionalismo y marcharse con su hija al campo.
A partir de ese momento la vida de David y de su hija Lucy irá pasando por una serie de momentos difíciles y se verán rodeados de unos personajes secundarios que arrastran también sus propias miserias.
Un hombre que ama la juventud, no se resigna a ser mayor, es egoísta, piensa que la belleza hay que compartirla y así seduce a Lucy, una chica de su clase, los padres de ésta lo denuncian, ahí también hay mucha hipocresía familiar.
En el campo viviendo con su hija sufre un ataque que el no llega a comprender, las formas de vida de su hija en medio de aquella cultura, en fin Coetzze como bien dice Paca, nos pone al descubierto una historia que también podría darse en cualquier sitio, ahonda en la desgracia, en el infortunio, pero sin victimismo, las fichas del juego nos pueden tocar a todos y hay que saber jugarlas.